domingo, julio 7, 2024
InicioSeccionesOpiniónLa banalidad del mal y el populismo latinoamericano

La banalidad del mal y el populismo latinoamericano

La filósofa y teórica política de origen alemán, Hanna Arendt, (1906-1975) planteaba en su obra “Eichmann en Jerusalén” la polémica idea sobre la banalidad del mal. Esta noción sostiene que el mal no es el resultado de una siniestra maldad innata en algunas personas, sino de la incapacidad de reflexionar y pensar de manera crítica y reflexiva sobre los efectos de nuestras acciones. Aplicando esta idea a la realidad latinoamericana se puede llegar a analizar, sin problema alguno, cómo el fenómeno del populismo en Latinoamérica podría ser entendido como una manifestación de la banalidad del mal descrita por Arendt.
Es importante resaltar que el populismo latinoamericano se basa principalmente en la promesa de soluciones rápidas, sencillas y casi mesiánicas para la resolución de problemáticas complejas en los aspectos económicos y sociales principalmente. Los líderes populistas, haciendo uso de un discurso emocional y simplista, captan la atención y el apoyo de las “bases populares”. En este sentido, la falta de reflexión y análisis crítico por parte de sus seguidores permite que estas promesas simplistas y banales encuentren eco en la sociedad latinoamericana.
La noción de la banalidad del mal, argumentada por Arendt, nos invita a cuestionar la responsabilidad individual en relación al mal. Sostiene que el mal no es solo resultado de la malignidad de unos pocos, sino también de la indiferencia y conformismo de gran parte de la población. En el caso del populismo latinoamericano, podríamos argumentar que este fenómeno se ha perpetuado y fortalecido debido a la pasividad y falta de cuestionamiento y reflexión por parte de amplios sectores de la población.
Arendt argumenta que el mal se encuentra estrechamente ligado a la falta de pensamiento crítico y la tendencia a aceptar lo que se nos presenta sin pensar o reflexionar; para ello, la propaganda y la manipulación mediática juegan un papel importante para la consolidación del populismo. En el contexto latinoamericano, los líderes populistas han utilizado los medios de comunicación y redes sociales de forma indiscriminada para difundir su mensaje falseado y así controlar la narrativa política, contribuyendo a la banalización del mal y a la aceptación acrítica y simplista de sus discursos.
Otro aspecto neural en el pensamiento de Arendt es la importancia de la acción política y el ejercicio de la ciudadanía como elementos fundamentales para evitar la banalización del mal. Los países latinoamericanos, últimamente, se han caracterizado por una fuerte desconfianza hacia las instituciones políticas y, sumado a esto, una creciente apatía ciudadana para participar en la vida política en sus respectivos países. Dicha antipatía hacia la política y la falta de participación activa por parte de la población permiten que el populismo se consolide aún más en la región, ya que los ciudadanos no se involucran en las reflexiones y críticas necesarias para contrarrestar las propuestas banales y simplistas de este tipo de regímenes. En el contexto actual del continente es fácil evidenciar cómo la falta de pensamiento crítico y la polarización política han llevado a gran parte de la población latinoamericana a sentirse indiferente hacia las violaciones de derechos humanos y la corrupción generalizada en las instituciones estatales, incluso cuando ocurren delante de sus propios ojos.
De igual forma, la aseveración de la banalidad del mal destaca la importancia de la comprensión del alcance y de las consecuencias de nuestras acciones. Arendt sostiene que el mal se basa en una falta de responsabilidad y en la negativa a asumir las consecuencias de nuestros actos. Dentro del populismo latinoamericano se puede llegar a identificar a varios de sus líderes que se han caracterizado por la falta de rendición de cuentas y por la impunidad de sus actos. El ex presidente Evo Morales, el extinto presidente Hugo Chávez o el kirchnerismo en Argentina son claro ejemplo de lo expuesto, promoviendo, de esta manera, una cultura basada en la irresponsabilidad y en la banalidad que se ha extendido a todos ámbitos de la sociedad civil.
En conclusión, el concepto de Arendt sobre la banalidad del mal resulta ser una herramienta de gran utilidad para entender cómo los líderes populistas llegan al poder y mantienen un régimen excluyente y autoritario. Sin embargo, esto no exime de responsabilidad a los líderes de oposición, ni a la ciudadanía en general, quienes deben, de manera urgente e inmediata, trabajar para fortalecer las instituciones democráticas y fomentar un pensamiento crítico y reflexivo, no solo sobre la coyuntura política actual, sino también sobre sus propios actos y responsabilidades; solo así podremos superar la banalidad del mal en la región y construir una democracia más fuerte y consolidada.

El autor es teólogo, escritor y educador.

ARTÍCULOS RELACIONADOS
- Advertisment -

MÁS POPULARES