Señor Director:
No se puede negar que los constantes problemas de tránsito en nuestra ciudad se deben particularmente a su caprichosa topografía y falta de planificación urbana, por lo que se observa calles estrechas, casas fuera del línea, siendo muy pocas las avenidas de varios carriles. Tal situación, como es obvio, se agravó con el crecimiento de la población, fenómeno que dio lugar a la aparición constante de viviendas, incluso en zonas no aptas para construcciones.
Como consecuencia, ir de un lugar a otro de la urbe resulta moroso, por cuanto el parque automotor ha crecido demasiado, es decir que cada vez hay más motorizados destinados al transporte público y al uso personal. Indudablemente, a este aumento ha contribuido la aparición de miles de vehículos llamados “chutos”, sobre los cuales no hay suficiente control.
Lo peor es que en horas pico, cuando mucha gente tiene que trasladarse hacia sus centros de trabajo o a escuelas, colegios y universidades, no faltan los embotellamientos en calles y avenidas, especialmente donde varias vías confluyen o se cruzan. En esos sitos resulta indispensable la presencia de semáforos para regular el paso de autos, buses y minibuses, o que agentes de tránsito hagan su labor. Sin embargo, éstos últimos rara vez aparecen y los aparatos mencionados no son instalados, por lo que los pasajeros ocasionales deben hacer acopio de paciencia y esperar a que avance la fila de vehículos hasta llegar a destino.
Esta situación es usual, pero empeora cuando surgen de improviso manifestantes que salen a las calles del centro urbano para hacer conocer todo tipo de demandas a las autoridades. Entonces quienes protestan asumen la medida de interrumpir el tránsito o bloquear calles o avenidas, con enorme perjuicio para quienes tienen que llegar a tiempo a sus puestos de trabajo.
Finalmente, corresponde reiterar el pedido de soluciones para los problemas mencionados, en beneficio de una sede de gobierno que merece mejor trato.
Susana D. Torres G.