Narcotráfico sin freno

Es indudable que una actividad tan dañina como el narcotráfico crece día a día en proporciones inmensas, como se advierte por contantes informaciones que proporcionan medios de comunicación del planeta. Muchos países se ven enfrentados a la presencia cada vez mayor de ofertas de diversas drogas alucinógenas, que son producidas a nivel mundial, porque a productos ya tradicionales, como cocaína, heroína y marihuana, se añaden otros que son producidos en laboratorios que poseen países desarrollados. Por otra parte, aumenta la elaboración y venta de precursores o químicos necesarios para la fabricación de drogas. Lo insólito es que los países donde se originan esos precursores, reclaman para que los países productores de drogas las eliminen.
Quienes luchan contra el narcotráfico en Asia, por ejemplo, tropiezan con los mismos problemas de los que producen cocaína y otros: provisión segura y permanente de precursores, soportando la acusación permanente de que ellos, como productores de droga, son culpables del aumento de consumo. Lo cierto es que poco se hace por suprimir la fabricación de químicos necesarios para la fabricación de drogas y, contrariamente, continúa su producción y libre venta.
En medio de esta lucha sin cuartel, los narcotraficantes aumentan sus ganancias y lo hacen seguros de contar con el apoyo internacional de comercializadores y consumidores, que no dejan de demandar una provisión mayor. ¿Qué hacer con la mirada pasiva ante productores y comercializadores de drogas?, ¿hasta cuándo no se restringirá la elaboración de precursores y su venta indiscriminada? ¿De qué sirve incautar miles de toneladas de droga si la producción se multiplica debido a mayor demanda?
Por ello todos los países pobres afectados por la producción y comercialización de drogas deberían unirse para adoptar medidas que permitan erradicar esa nefasta actividad. En caso contrario, se seguirá descubriendo, como ha ocurrido recientemente en nuestro país, casos de caídas de avionetas utilizadas por narcotraficantes y envíos de toneladas de cocaína a países como Argentina, Brasil, España y otros, sin que sean iniciadas investigaciones profundas y “caiga quien caiga”. Sin una labor verdaderamente eficaz, el narcotráfico seguirá creciendo sin freno, con los graves peligros que conlleva, particularmente para las familias bolivianas.