La investigación y desarrollo de las baterías para los autos eléctricos es la gran prioridad de las empresas que los fabrican. En la actualidad dichas baterías, duran poco, son caras, tardan en recargar y sufren en temperaturas bajas. Por eso, encontrar una tecnología que solucione estos problemas es imperativo para el éxito del sector.
El número de cargadores en España en 2021 es de 1,6 por cada 100 km, por lo que
A la hora de planificar un viaje en una auto eléctrico es muy importante tomar en cuenta el factor de la velocidad de carga de la batería. Los tiempos de carga de horas pueden alargar la duración que estamos en la carretera y es necesario calcular la ruta previamente.
En este sentido, Toyota se ha puesto a la delantera, anunciando que podrá aumentar los 480 kilómetros tradicionales de autonomía hasta los 1.200 kilómetros, y su objetivo es aún mayor: hasta 1.448 kilómetros dentro de cinco años.
La tecnología, que consiste en la sustitución de la batería tradicional por baterías de estado sólido, estaría lista para 2028, aunque enfrentará grandes retos, el principal, la escasez de la gran cantidad de litio que requeriría para su fabricación a gran escala.
Ahora bien, Toyota plantea una batería con una autonomía de 1.448 kilómetros con capacidad de carga total en 10 minutos. Algo que revolucionaría y haría mucho más asequible optar por la compra de un vehículo eléctrico, teniendo en cuenta, además, el posible crecimiento de la red de cara en las carreteras y mejoras en los problemas de carga con el frío.
Estas son las ventajas de las baterías de estado sólido.
Una batería de estado sólido es un tipo de batería que utiliza materiales sólidos como electrolitos en lugar de los electrolitos líquidos o gelatinosos que se encuentran en las baterías tradicionales de iones de litio.
En las baterías de estado sólido, tanto el electrodo positivo (ánodo) como el electrodo negativo (cátodo) están rodeados por un electrolito sólido. Estas baterías tienen varias ventajas potenciales sobre las baterías de iones de litio tradicionales:
Mayor seguridad: al no utilizar electrolitos líquidos inflamables, se reducen los riesgos de fugas o incendios, lo que las hace más seguras.
Mayor densidad de energía: las baterías de estado sólido tienen el potencial de tener una mayor densidad de energía, lo que significa que pueden almacenar más energía en un espacio más reducido.
Mayor durabilidad: el uso de materiales sólidos puede mejorar la estabilidad y durabilidad a largo plazo de la batería, lo que podría prolongar su vida útil y, por tanto, abaratarlas de cara a la compra de un coche eléctrico.
Carga y descarga más rápida: las baterías de estado sólido pueden permitir una carga y descarga más rápida debido a la mayor conductividad iónica de los electrolitos sólidos. En el caso del coche eléctrico de Toyota: 10 minutos.
Algo seguro es que la carrera por las baterías sólidas para los coches eléctricos, liderada por Toyota, será dura, y no carece de competidores en el sector. BMW, Mercedes Benz y Volkswagen ya han cerrado acuerdos para investigarlas y producirlas.