jueves, julio 18, 2024
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La historia de Drácula: Mar de Sangre

El clásico de la literatura Drácula, de Bram Stoker, ha cautivado a las audiencias tanto en las páginas como en la pantalla por más de un siglo. Publicada en 1897, la novela no está estructurada en forma de narración tradicional, sino que se cuenta como una leyenda de no ficción a través de fragmentos de diarios personales, artefactos, bitácoras y efemérides históricas: es un retrato de un depredador visto a través de un espejo roto. Los fragmentos de ese espejo han permitido a los cineastas interpretar a Drácula en una miríada de formas a lo largo de la historia: como seductor, narcisista, bello, bestia, espectro, amante, acosador o asesino en serie. Pero escondido bajo todas esas capas de interpretación, todas esas décadas de adaptación, se encuentra el corazón incalculablemente oscuro del monstruo más famoso y escalofriante de Hollywood y la historia del origen de cómo llegó a Inglaterra para aterrorizar a un nuevo mundo. Esa es la historia de Drácula: Mar de Sangre.
El Deméter, un buque de ominosa fama, se embarcó en su angustioso viaje final hace más de 125 años. En la histórica novela de vampiros de Stoker, el monstruoso aristócrata conde Drácula viaja desde su hogar en Europa oriental situado en los Cárpatos hasta la Inglaterra victoriana. En su hogar ancestral de Transilvania, Drácula se ha visto atrapado por su propia leyenda. Los aldeanos le temen y se niegan a acercarse a su castillo. Está aislado, solo, y por eso ha empleado a un inglés llamado Jonathan Harker para que le consiga una propiedad en Londres. “Anhelo recorrer las abarrotadas calles de su poderoso Londres”, le dice Drácula a Harker. “Estar en el medio de la vorágine de la humanidad, compartir su vida, sus cambios, su muerte y todo aquello que la convierte en la ciudad que es”.
Impulsado por una insaciable sed de sangre, Drácula estará protegido para no ser descubierto por el anonimato que le ofrece Londres, donde desatará una oleada de carnicería y terror a su llegada. Pero primero tendrá que llegar hasta allí. Para restaurar sus poderes durante el día, Drácula debe dormir en el suelo maldito en el que fue enterrado. Entonces, se mete en una caja de la tierra oscura, escondida entre docenas de otras, y hace que carguen su cuerpo a bordo de un barco que no levanta sospechas: El Deméter.
En el cautivador relato de Stoker, el último viaje del Deméter se relata en el séptimo capítulo, que está escrito como un extracto del periódico The Dailygraph del 8 de agosto de 1897. El artículo describe una gran y repentina tormenta que azotó el puerto de la ciudad costera de Whitby, arrastrando consigo los restos de una goleta abandonada, con un hombre muerto atado a su timón.
La escalofriante descripción del artículo dice así: “No fue de extrañar que los guardacostas se sorprendieran, o incluso se asombraran, ya que no es frecuente ver un espectáculo semejante. El hombre estaba simplemente sujeto por las manos, atadas una sobre otra, a una barra del timón. Entre la mano interior y la madera había un crucifijo, las cuentas de las que se sujetaba estaban alrededor de ambas muñecas y del timón, y todo ello estaba sujeto por las cuerdas. El pobre hombre pudo haber estado sentado en algún momento, pero el aleteo y el zarandeo de las velas habían atravesado la rueda del timón, de modo que las cuerdas con las que estaba atado le habían cortado la carne hasta el hueso… En su bolsillo había una botella, cuidadosamente tapada con un corcho, vacía salvo por un pequeño rollo de papel, que resultó ser el apéndice del cuaderno de la bitácora”.
En una serie de imágenes, la bitácora relata el período de casi un mes que va del 6 de julio al 4 de agosto durante el cual se desarrollan extraños acontecimientos a bordo del buque. Tras recibir un cargamento que incluía cajas de tierra, la ansiedad de la tripulación aumenta, lo que provoca peleas y la inquietante desaparición de un miembro de la tripulación, seguido de otros. El entorno no hace más que enrarecerse cuando el Deméter se encamina involuntariamente hacia su perdición. Sin que los hombres lo sepan, la verdadera naturaleza de la amenaza mortal acecha a bordo en un pasajero secreto que, sin saberlo, transportan a Inglaterra.
Si bien la novela de Stoker ha sido adaptada en innumerables ocasiones al cine, la televisión y el teatro —tal vez la más famosa sea la película de Universal de 1931 protagonizada por Tod Browning y Bela Lugosi— las experiencias de la tripulación a bordo del Deméter nunca habían sido representadas en la pantalla. Para los productores Bradley J. Fischer, Mike Medavoy y Arnold W. Messer, esto presentaba una oportunidad de oro para explorar la máxima historia del vampiro a través de un nuevo y excitante enfoque. “No me he involucrado mucho en películas de horror, y aunque Drácula: Mar de Sangre entra en este género, la veo como algo más que eso”, dice Medavoy.
Pero llevar el proyecto a la pantalla resultó tan desafiante como navegar una goleta de tres mástiles en aguas agitadas. El proceso de desarrollo duró casi dos décadas, en las que varios directores se comprometieron a dirigirlo y finalmente abandonaron el proyecto. “Estuvimos muy cerca muchas, muchas veces”, dice Fischer. “Los cineastas siempre se han sentido atraídos por este tipo de material. Hay algo en el misterio del cuaderno de la bitácora del capitán y en lo que realmente ocurrió en este barco maldito mientras cruzaba el mar, que despierta la imaginación”.
Entre esos cineastas se encuentra el ganador del Óscar® Guillermo del Toro, este visionario escritor, director y productor cuya pasión desenfrenada por el género ha infundido cada una de las obras de su extensa filmografía. Cuando los conflictos de agenda no permitieron que del Toro estuviera disponible, él sugirió a los productores que consideraran a André Øvredal en su lugar. El escritor y director noruego ya había sido elogiado por su exitosa película de 2010 Trollhunter, un falso documental sobre un grupo de estudiantes que investigan los ataques de los osos y descubren que algo mucho más siniestro se está gestando en la naturaleza escandinava. Fischer y Øvredal ya estaban trabajando juntos en otra película que se vino abajo durante el Covid, lo que allanó el camino para Drácula: Mar de Sangre.

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