Más desempleo y costo de la canasta familiar

Uno de los problemas que más preocupa a millones de bolivianos es la falta de empleo, debido a varias causas, como la desaparición de empresas, su reducción a lo necesario para subsistir o su traslado a otras regiones o países donde se espera encontrar mejores oportunidades para crecer. La consecuencia inmediata de tal situación es que los empleados cesados engrosan las filas de los desocupados, con muy pocas posibilidades de encontrar ocupación en sectores formales. A ese panorama desolador, contribuye el auge del contrabando, es decir, el ingreso irregular de toneladas de mercaderías nuevas o usadas que, por sus precios menores, son atractivas para sectores populares. Como resultado, la industria nacional queda afectada, ya que varios productos de fabricación nacional no pueden competir con los bajos precios de lo que ingresa de manera ilegal.
Por otra parte, debido a la contracción del mercado nacional, debido a la difícil situación económica por la que atraviesa el país hoy, cada año solo una pequeña parte de miles de nuevos profesionales en diferentes áreas consigue empleo, problema que se agravó con la aparición del Covid-19. En el caso de las entidades públicas es conocido el reclamo en sentido de que se requiere aval del partido oficialista para pasar a formar parte de su personal. Como consecuencia de esta falta de oportunidades laborales, muchos recién egresados de las universidades o centros técnicos se ven obligados a emigrar o dedicarse a otras actividades, hasta irregulares, para aportar a la economía familiar. De esta manera se desperdicia talento y se produce la denominada “fuga de cerebros”.
Por ello, el cierre de una empresa solo se debería producir después de una intensa lucha para mantenerla en funcionamiento, por el costo social que representa su desaparición. Además, el caso es más sensible cuando se trata de una institución con décadas de servicio y aporte al erario nacional.
Otro efecto del desesperante desempleo es que dramáticamente familias pobres del país sufren porque no tienen suficientes recursos económicos para adquirir productos de la canasta familiar o lo poco que pueden comprar no satisface las urgencias alimenticias. Esta es la realidad de la pobreza, afectando con más fuerza a los niños.
Por todo lo mencionado, se requiere que las autoridades nacionales de turno pongan en ejecución políticas profundamente analizadas, no improvisadas, para solucionar problemas como el desempleo y la elevación del costo de la canasta familiar. La gente común percibe que ciertos productos constantemente suben de precios, poco a poco, de acuerdo con los intereses generalmente de los comercializadores, lo que afecta la economía de las familias del país.
¿Cuánto se podría conseguir una canasta con todo lo necesario y cuyo precio sea accesible?