Matar periodistas es anular las libertades y derechos del pueblo

Cuando se anuncia la muerte de periodistas o atentados que sufren los medios de comunicación, el aviso está acompañado de su prevención: “Otro más y no se aprende, pero las balas asesinas son tantas que alcanzan para muchos”. Una de esas muertes ocurrió el miércoles pasado: después de recibir varios disparos en la cabeza, cayó Fernando Villavicencio, candidato presidencial que había participado en un acto de campaña. Se trata de un periodista ecuatoriano que luchó por las libertades y derechos de los amantes de la vida. Villavicencio fue un hombre de prensa que sólo supo de amor, consciencia y dignidad de sus semejantes y que buscaba que se respete la vida, los derechos, la honra de su país. Que los enemigos de la libertad de expresión, que quieren silenciarla, comprendan que el derecho a esa libertad estará por siempre en la vida de los pueblos, tal como estarán el aire, los vientos y toda la creación de Dios para la humanidad.
El periodista Villavicencio representa el derecho a la vida, a la libertad de expresión, a la fuerza, grandeza y perfección de la creación divina, que debe ser preservada de todo peligro, en beneficio de los seres humanos. El periodista ecuatoriano Villavicencio, que obró en representación de la vida, demostró cuánto importan las libertades y la dignidad de todos los que obramos y sentimos que la Creación no fue obra de un momento, sino un regalo para beneficio de la humanidad de todos los tiempos.
Villavicencio aseguró con su vida las bendiciones para su familia y para todos los periodistas y comunicadores del mundo que tenemos conciencia de lo mucho que se debe luchar para vencer al mal que, en toda forma y en todo tiempo, atentará contra la humanidad que no se rendirá, en defensa de las libertades, los derechos humanos, la democracia y el derecho a la libre expresión.