domingo, septiembre 29, 2024
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Sin agricultura no hay industrialización

Medios propagandísticos oficiales y extraoficiales anuncian a diario el futuro funcionamiento de varias agroindustrias y mejoramiento de la agricultura en el país, agregando que se invierte, por ejemplo, siete mil millones de bolivianos en proyectos. El objetivo de esos centros industriales es atender la disminuida seguridad alimentaria del país, cuya existencia está decayendo no solo por los 17 años de gobierno del MAS, sino también por otros anteriores, aunque no con la intensidad que se podría imaginar.
El anuncio publicitario no puede ser más optimista, pero de las palabras a los hechos existe mucha distancia, no solamente por las promesas, sino también porque la realización de esos planes agroindustriales es muy difícil y, ante todo, requiere tiempo y muchos otros factores. Entre esos factores se encuentra uno que es primordial. Este es que, para que funcionen esas “industrias”, lo primero que se necesita es que exista producción de artículos alimenticios primarios. Sin esa condición, todo anuncio es un sueño metafísico irrealizable.
Como se indica, el Gobierno anuncia inversiones por siete mil millones de bolivianos en esos proyectos que funcionarán más a largo que a corto plazo y requieren, además, cambio en las estructuras agrarias, preparación de mano de obra, así como modificación de la política agraria vigente a través de la actual Constitución Política, etc.
En la actualidad, el pensamiento económico está dirigido a la industria, la minería y algunos otros sectores financieros de mínima cuantía. No está dirigido a resolver el gravísimo problema agrario que afecta al país. Para ese asunto determinante ni un centavo se invierte. El problema de la tierra está en el olvido y, entre tanto, los agricultores han dejado la tierra, han migrado a las ciudades y es posible que nunca más retornen a sus parcelas.
Al respecto, es preciso recordar que más de 500 mil hectáreas de tierras cultivables han sido abandonadas en el altiplano y valles de la región andina. Ese hecho origina la pérdida para el país de sus alimentos básicos y tradicionales por cientos de millones de dólares, y problemas sociales y político urbanos, como el desempleo, solo para citar uno entre decenas.
Los gobiernos nacionales de últimos decenios consideraron, como el actual, que la cuestión agraria no existe en el país y se han concentrado en la construcción de castillos de arena, con proyectos industriales que no funcionan. En efecto, se tiene las grandes inversiones millonarias en supuestas industrias durante los últimos 17 años del gobierno de Evo Morales. Pero esas industrias no rinden beneficios, la mayoría de ellas no funciona.
De ahí que, mientras el gobierno actual y los siguientes no tomen cartas en el asunto agrario del país, todos sus planes no pasarán de ser ideas sacadas de la imaginación calenturienta de asesores y expertos economistas. Al respecto es valioso recordar una anécdota del expresidente Víctor Paz Estenssoro. Este mandatario –según comentó Paulovich— fue excelente mientras fue asesorado por yatiris, kallawayas y adivinos de La Curva, pero en cuanto cambió a esos importantes colaboradores, ese gobierno fue un fracaso.

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