domingo, julio 7, 2024
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La Bolivia inviable: Creemos

Mauricio Quiroga Arias

 

Esta breve investigación estará dividida en cuatro partes: en las tres primeras, analizaremos el trasfondo de las pretensiones de las principales organizaciones políticas vigentes (Creemos, CC y MAS). Y en la última parte, plantearemos un nuevo proyecto político, pero con una mirada multidimensional y transversal de cara al bicentenario del país.

La Constitución de 1967 y su posterior reforma de 1994 consolidó el periodo de la “democracia pactada”, donde el Movimiento Nacionalista Revolucionario (MNR), Acción Democrática Nacionalista (ADN) y Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR), cogobernaron desde 1985 hasta 2005. El texto permitía que el Congreso eligiera a los mandatarios de la República en caso de que ninguno de los candidatos alcanzara mayoría absoluta de sufragios válidos en elecciones generales. Fue así que estos partidos se aprovecharon del sistema que ellos mismos crearon, les bastaba con comprar/vender los votos necesarios en el Congreso para acceder al Ejecutivo. Y no lo hicieron solos, se sumó un conjunto de partidos regionales para fragmentar el voto y obtener alguna cuota de poder, como ser: Unidad Cívica Solidaridad (UCS), Partido Demócrata Cristiano (PDC) y Frente Revolucionario de Izquierda (FRI). Y Creemos, es un reciclado de actores políticos de esa época, ligado a un revoltijo de viejas ideas políticas. En los siguientes acápites detallaremos su composición.

Liderada por Luis Fernando Camacho, un personaje que hizo todo lo que dijo que no haría. En 2019, dijo que no sería candidato presidencial en las elecciones generales del siguiente año, sin embargo, no cumplió su palabra; criticó enérgicamente a la clase política tradicional, pero se alió con las organizaciones políticas más tradicionales del país como MNR, UCS, PDC y FRI; y no olvidemos la manera en la que traicionó la confianza de su compañero de fórmula Marco Antonio Pumari, grabando sus conversaciones privadas para poder chantajearlo.

Del innegable liderazgo y respaldo que tuvo de la sociedad para evitar la consolidación del fraude electoral del MAS en 2019, solo quedan reminiscencias, prueba de ello, es la poca empatía que genera su situación, víctima de un proceso judicial altamente politizado. Ahora bien, ¿Quiénes son parte de su “bancada digna” en la Asamblea Legislativa Plurinacional? Los políticos con prontuarios más extensos son los siguientes:

Centa Lothy Rek López, senadora titular, desempeñó el mismo cargo en la legislatura 2010-2015, pero con la sigla Plan Progreso para Bolivia-Convergencia Nacional (PPB-CN), una alianza hecha principalmente por ADN, MNR y NFR; fue acusada por transfugio político, porque junto al senador Germán Antelo fundaron la agrupación Nuevo Poder Ciudadano (NPC), con la cual participaron en las elecciones subnacionales de 2015 con miras a la Gobernación de Santa Cruz, perdiendo estrepitosamente con un total de 3,88% de votos.

Erik Morón Osinaga, senador suplente, fue diputado titular en la legislatura 2015-2020, pero con la sigla Unidad Demócrata (UD); parte de la estructura histórica del MNR, fue jefe departamental de Santa Cruz y posteriormente jefe nacional de esa tienda política.

Erwin Bazán Gutiérrez y José Carlos Gutiérrez Vargas, diputados titulares, fueron electos para el mismo cargo en los comicios anulados de 2019, pero con la sigla Comunidad Ciudadana (CC). Junto a varios correligionarios, fracturaron la alianza Creemos, acusándose mutuamente de haberse “vendido al MAS”. ¿Cuál es el trasfondo de la división? Intereses económicos. De acuerdo con la rendición pública de cuentas (final 2022-inicial 2023) de la Cámara de Diputados, el presupuesto asignado a la Directiva, Comisiones y Brigadas es de Bs 3.789.832,76. A pesar de ser la segunda minoría, formar parte de estas estructuras conlleva al manejo y gasto desmesurado de dinero público en viajes, viáticos, gastos de representación, alquiler de oficinas y contratación de personal. Además de ser vox populi que la Asamblea es el mercado elitista más grande del país donde los legisladores subastan sus votos (afirmativos, negativos o en blanco) al mejor postor. Pues lo que está a la vista no necesita anteojos.

Ignorar la realidad jamás me ha llevado a algo bueno, por lo que, si bien lo dicho no es suficiente para conocer a Creemos, sí lo es para cuestionarnos si forma parte del problema o de la solución. Resulta difícil no encasillarlos dentro de nuestra cultura política famosa por corromper a la sociedad (dirigentes, académicos, empresarios y otros) con prebendas a cambio de apoyo político. Ya que, a pesar de su fachada discursiva, es bastante paradójico (o no) que los “nuevos” y “viejos” políticos compartan las mismas ideas/formas de hacer política.

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