domingo, septiembre 1, 2024
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Libertad, summum de la democracia

La libertad es el summum de la democracia. Donde rige ésta, debería imperar la libertad amplia e irrestricta. La democracia sin libertad no tiene sentido, pues asume señales autoritarias, tan cuestionadas por propios y extraños. Y la libertad sin democracia, perece. Se estaría incurriendo, en este caso, en dictadura, como en ciertos países de la región, donde los derechos humanos son vulnerados, flagrantemente. Donde la protesta y la libertad de expresión, son sancionadas inclusive con la cárcel.
“El sentimiento de la Patria es la voz interior, la sensibilidad que evoca el sentido de la libertad y la justicia”, señala un magistrado (1). La libertad nos permite revigorizar ideas, reafirmar acciones y asumir creencias, conforme evolucionan los tiempos. Lo contrario significaría restricción y conculcación de toda manifestación ciudadana. Pero ya tuvimos la ocasión de vivir experiencias de esa naturaleza, en las dictaduras del pasado mediato, donde perseguían a las personas, por solo haber expresado sus inquietudes contestarias.
Podemos afirmar que el sentimiento ciudadano mayoritario, hecho público de manera unánime y taxativa, siempre ha reivindicado la libertad, ponderando sus señales benéficas. Exigiendo, al mismo tiempo, que no sea manoseada ni menoscabada, por intereses sectarios. Pero no faltaron quienes hicieron mal uso de ella. O que aduciendo que había mucha libertad, intentaron arrinconarla, con acciones de amedrentamiento, persecución y detenciones arbitrarias, en democracia, emulando las medidas del autoritarismo. Atentaron, de ese modo, contra la libertad que asiste a toda persona.
“La democracia y la libertad no son fenómenos asépticos e inmunes a la contaminación social. La decadencia moral del individuo y el medio afectado por la inversión de valores, que informan el comportamiento humano, pueden infectarlos hasta destruir su validez como instrumentos viabilizadores del perfeccionamiento de la sociedad”, afirma un autor (2).
Se impone, por consiguiente, resguardar la libertad ciudadana, sobre todas las diferencias político ideológicas. Cuando se ciernen sobre ella, presagios conminatorios, desde sectores radicales o de grupos que se activan al margen de la legalidad y la transparencia. Es el objetivo fundamental, de siempre, que nos movilizará para afianzar la libertad, pese a quien pesare. Con esa actitud se daría continuidad al sistema democrático, recuperado hace, aproximadamente, 40 años, por el pueblo boliviano. Y se garantizaría el derecho a pensar y expresarse libremente. Y a disentir, obviamente.

NOTAS
(1) Dr. Hugo Dellien Barba, presidente en ejercicio de la Excma. Corte Suprema de Justicia de la Nación: “Discurso Informe 1996”. Sucre, Bolivia, enero 2 de 1997. Editorial Judicial, pág. 41.
(2) Prudencio Peñaranda Espejo: “Concepción pragmática de democracia y libertad”. EL DIARIO, La Paz-Bolivia, 29 de mayo de 1988.

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