Hay preocupación y desesperanza en la mayoría de la población nacional, por la difícil situación económica que se observa y que da lugar a carencias y necesidades no atendidas en varios rubros. Por su parte las autoridades nacionales no han podido resolver numerosos problemas como la escasez de dólares, que impide el normal desarrollo de actividades de entidades dedicadas, por ejemplo, a la importación de diferentes artículos que son necesarios para el consumo o el funcionamiento de industrias nacionales. Asimismo, debido a que la exportación de gas al Brasil y la Argentina disminuye cada vez más y se avizora que en poco tiempo ese energético tendrá que ser importado para el mercado nacional, también ha bajado la cantidad de ingresos económicos a las arcas nacionales.
Como resultado, varias empresas y fábricas formales han disminuido sus actividades, han cerrado sus puertas o han migrado a países vecinos, donde esperan encontrar mejores condiciones para su funcionamiento. Paralelamente al aumento del desempleo, han proliferado los trabajos informales, las empresas unipersonales y las ocupaciones eventuales. Sin embargo, estas actividades son tomadas en cuenta por algunas entidades encargadas de estadísticas para asegurar que “disminuye” la cantidad de gente sin empleo.
Por su parte las autoridades recurren a hacer propaganda sobre la instalación de empresas estatales que generarían empleos y darían solución a la reducción de ingresos monetarios, sin considerar antecedentes negativos. Al respecto, basta mencionar que la planta de urea cada cierto tiempo ingresa en paralización de actividades y no llega a producir las cantidades ofrecidas, o que para la explotación de litio ya se ha gastado una enorme cantidad de dinero, sin que se logre después de bastante tiempo lo proyectado. Tampoco olvidemos que la aerolínea nacional es motivo de constantes reclamos por su deficiente servicio, y que se descubrió hace poco en España que transportó un cargamento de droga. Se puede mencionar a otras más, cuyo desenvolvimiento deja mucho que desear.
Lo peor es que suben los precios de artículos de primera necesidad, sin que puedan evitarlo los organismos de control del Estado. En otros casos se mantienen los precios de algunos productos, pero ahora son de menor tamaño y calidad. Si el gobierno no adopta medidas de acuerdo con la realidad, al final tendrá que recurrir al apoyo financiero de organismos internacionales, lo que significaría mayor endeudamiento.
La crítica situación económica del país tiene mucho que ver con la falta de previsión de quienes nos gobiernan por más de quince años, que durante la época de las “vacas gordas”, cuando por la venta de grandes cantidades de gas al Brasil y Argentina recibíamos enormes sumas de dinero, no supieron hacer buenas inversiones, en primer lugar, para hallar otros yacimientos gasíferos y diversificar nuestra economía. Pudo más el afán de dilapidar, particularmente para favorecer a personas o regiones afines al partido oficialista.
Por lo mencionado es urgente que las autoridades adopten políticas de austeridad y ahorro, así sea con las manos en el pecho, en señal de arrepentimiento por lo mal hecho y la promesa de hacer algo para mejorar el panorama preocupante que observamos.