Cuánto importa el respeto por el país

Pasados los días dedicados al aniversario patrio, queda como remembranza o propósito futuro, lo que debe ser conducta general: respeto por el país en sus diferentes expresiones, como: trabajo, estudios, desempeño profesional, relaciones con el prójimo y observación por la institucionalidad. Pero no cumplimos con todo ello. Creemos y decimos estar al servicio de la Patria, sin embargo, los comportamientos de muchos demuestran que poco o nada acatamos lo establecido a favor de la nación.
¿Podemos cotejar nuestras conductas con las prácticas demostradas en otros países? En nuestro medio no se observa un amor acentuado por los intereses nacionales, consideraciones debidas a los demás, honor y dignidad, satisfacción y contento por el trabajo realizado. ¿No estamos convencidos del respeto que merece el país? ¿Todo pensamiento o idea nuestra está impregnado por lo que creemos debe ser entrega al país?
Convencidos de nuestras realidades, consciente y honestamente podemos preguntar: ¿Sentimos satisfacción por lo que hicimos hasta ahora? ¿Podemos decir que realmente cumplimos con la nación que amamos? ¿Vivimos, estudiamos, trabajamos y producimos honrada y responsablemente? ¿Hasta dónde pueden llegar quienes creen y aman a nuestro país? ¿Será suficiente lo realizado? ¿Cuánto del camino queda aún por recorrer? ¿Y qué de nuestros gobernantes? ¿Podemos creer en ellos y confiar en que podrán servir mejor y más a nuestra nación? ¿Podemos en corto tiempo responder a lo interrogado? Además, ¿podrán confesar lo que no hicieron bien quienes tenían en sus manos el destino del país? ¿Podríamos creer y confiar en nuestro potencial universitario y profesional para que, en algún momento, puedan hacerse cargo de la institucionalidad tan venida a menos y tan descuidada por quienes sólo tienen interés en sus conveniencias? Habría “preguntas a granel” y quienes deberían responderlas, no creemos que puedan aportar algún remedio, explicación o razón de lo ocurrido. Para hallar soluciones se necesita gente honesta y responsable.
Es de interés general que el país viva enterado permanentemente de lo que pasa, de los acontecimientos políticos, económicos, sociales o de cualquier naturaleza, porque de ese conocimiento depende encontrar soluciones en pos de no tener que improvisar ni estar a la espera de lo que, bien se sabe, posiblemente tengamos ya.
Es buena hora para que no haya más olvido y reconozcamos lo que hacemos y lo que se nos pasa. Es tiempo para encarar los hechos y reconocer cuán poco hicimos hasta ahora. De nada nos servirá el “pasó y ahora qué” que se suele decir. Somos país con mucho por hacer y poco esperar, por lo que profesionales, técnicos, estudiantes, el pueblo en conjunto debe obrar de consuno con los intereses generales. De otro modo, nos sumiremos en marasmos y abandono para, que en algún momento, sean fuerzas extrañas las que aprovechen lo mucho que deberíamos abarcar.