“El abordaje de Neill Blomkamp en el caso de esta cinta consistió en conferir realismo y autenticidad a una historia de la vida real”, dice Doug Belgrad. “La idea consiste en ayudar a los espectadores para que éstos puedan gozar de una experiencia vicaria como pilotos de carreras; esa sensación de velocidad y las emociones que ésta suscita cuando uno está al volante. Por lo tanto, Neill quiso implementar carros de verdad, piloteados por conductores otrora profesionales, a fin de simular esta experiencia”.
El productor ejecutivo Matt Hirsch fue el responsable de llevar el desafío logístico de la cinta- la búsqueda de los automóviles, de los pilotos y las pistas, de la conjunción de todos estos elementos- a buen puerto.
“La sola lectura del guion me indicó que esta película supondría un reto enorme, pero este hecho me pareció muy atractivo”, dice Hirsch. “Más adelante, cuando me reuní con Neill, me quedó claro que él deseaba que todo fuera real- y mi quijada tocó el suelo. ¿Cómo podríamos lograrlo? ¿Cómo podríamos colocar a actores en coches de carreras que van a 140 millas por hora sobre una pista? ¿Qué clase de seguridad podríamos garantizarles? ¿Es esto posible? Lo que comenzó como una producción desafiante se convirtió en algo aún más desafiante, porque debíamos hallar la manera de materializar la visión cinematográfica de Neill”.
La solución- nos refermimos a las escenas que transcurren dentro de un carro que avanza a toda velocidad- consistió en crear un automóvil/contenedor. Los controles de los autos de carreras fueron modificados para poder ser operados por un conjunto de controles colocados en sus techos, donde un experimentado conductor profesional y acrobático conduciría. El actor podría entonces ofrecernos su desempeño en el asiento normal del piloto, con pedales de utilería, volantes espurios y palancas de velocidades falsas. De este modo, los actores aportan reacciones auténticas a las vueltas realizadas a velocidades extraordinarias.
Primero, claro está, Hirsch debía ensamblar una flota de automóviles, y el rodaje de la cinta requería tres versiones de cada vehículo: un carro para el héroe, que la cámara capturaría en primer plano y que sería conducido por el experto acrobático; un repuesto, por si ocurría una colisión; y un tercer carro/contenedor.
Los automóviles que la cinta presenta en primera instancia, en el circuito de Gran Turismo, incluyen los siguientes:
Nissan GT-R Nismo Gt3
Lamborghini Huracán GT3
Corvette C8.R GT3
Audi R8 LMS GT3
Ferrari 488 GT3 EFO
Porsche 911 GT3 R
McLaren 720S GT3
BMW M6 GT3
Asron Martin Vantage V8
Lexus RC F GT3
Chevrolet Camaro GT3
Ford Mustang GT3
Ford GT
Más adelante, en Le Mans, los conductores corren en prototipos diseñados específicamente para pilotos jóvenes:
Ligier JS PX
Ligier JS P320
Ligier JS P2
Norma M30
Con algunos duplicados, el total es de veintidós automóviles para los héroes y sesenta y cinco para la flota.
La recopilación de los carros fue sólo el principio. “Estos carros no se parecen a los automóviles que circulan por las calles, que puedes manejar durante horas sin causarles daño”, dice Hirsch. “Los automóviles para pista de carreras requieren de un mantenimiento constante. Por ello tuvimos que crear un equipo de mecánicos y técnicos calificados y de expertos en computación capaces de lidiar con estos autos día tras día, a fin de no perder ni un instante”. En total, el equipo estuvo conformado por quinientas personas, de locación en locación- primero en Budapest, más tarde en Alemania, de ahí a Austria, Eslovaquia, Dubái y Tokio.
Los automóviles son conducidos por un destacado conjunto de pilotos acrobáticos- encabezados por Jann Mardenborough, quien conduce en el papel de… Jann Mardenborough. “El calibre de los pilotos de acrobacias que hemos sido capaces de reunir para la cinta resulta ciertamente asombroso”, dice Hirsch. “Algunos son pilotos de carreras profesionales. Otros son expertos en acrobacias automovilísticas, con más de cuarenta años de experiencia. Estoy seguro de que su participación en esta producción, que les ha llevado a seis pistas distintas alrededor del mundo, ha constituido un premio y un absoluto deleite para cada uno de ellos”.
Asimismo, Hirsch trabajó con el diseñador de producción Martin Whist, quien transformó la pista de Fórmula 1 conocida como la Hungaroring en Le Mans- una de las pistas de carreras más famosas del mundo. “La visión de Martin es increíble; puede detectar aquello que nadie más ve”, dice Hirsch. “Su diseño para el set resultó espectacular. Nuestro equipo contaba con varios pilotos que alguna vez habían corrido en ese lugar, así como una buena cantidad de gente que conoce bien esas pistas, y no hubo una sola persona que no se mostrara asombrada ante la magia desplegada por Martin, quien consiguió convertir dicho sitio en Le Mans. Y no sólo los garajes y los pits, sino asimismo la pista y el podio. Maravilloso”.
A fin de capturar la intensidad de las carreras, Blomkamp puso en marcha una cierta cantidad de innovadoras técnicas. “Quise representar el movimiento a alta velocidad de estas carreras de una manera visceral y experiencial”, dice. “Y todo esto podría reducirse a las opciones y elecciones en el plano de las cámaras”. Blomkamp, junto con Jacques Jouffret, su director de fotografía, utilizaron drones programados para capturar la acción según la así llamada ‘vista en primera persona’ (FPV, por sus siglas en inglés). “La inspiración proviene de las carreras de drones, aunque, por fortuna para nosotros, esta tecnología no ha sido implementada excesivamente en las carreras automovilísticas”, explica el director. “Nuestros drones FPV aportan el punto de vista más vibrante, que acontece justo en el meollo de la acción. Asimismo, mi estilo fotográfico favorito implica una cámara de tiro bajo sobre una cabeza de control remoto al frente de un vehículo diseñado para persecuciones a máxima velocidad- se trata en esencia de un automóvil/cámara que ataca a los demás carros, igualando su velocidad. Al encontrarse a sólo unas pulgadas por encima del suelo, la velocidad queda perfectamente plasmada”.
“Los drones fueron idea de Neill- con el propósito de mostrar las carreras de una manera muy distinta al público, con una técnica nunca antes utilizada en esta clase de eventos”, dice Jouffret. “Para Neill, lo verdaderamente importante consistía en que los automóviles avanzaran a gran velocidad, a su velocidad real. ¿Pero qué clase de vehículo podía yo utilizar para mantenerle el paso a estos autos? El dron representaba una herramienta muy útil- podíamos colocar numerosos drones en diversos puntos alrededor de la pista, y así cada uno de éstos dominaba un cierto campo. Neill consiguió, de este modo, presentar el movimiento de un automóvil a esa velocidad, y de una manera nunca antes experimentada por los espectadores”.
Pero a pesar de la importancia que la acción a toda velocidad revestía, Blomkamp quiso capturar esa especie de estado zen que los pilotos experimentan. “Los pilotos comentan lo que sienten dentro de los automóviles- has estado ahí sentado un buen rato, estás agotado, hay dolor, la espalda está acalambrada, los músculos son un problema- pero entonces das un paso, atraviesas todo esto y… ellos hablan acerca de ser uno con el carro, en un estado de fluidez mientras conduces”, dice. “Cuando decidimos mostrar esto, pasamos de los drones FPV- que son sumamente agresivos- a los drones cinemáticos, mucho más hermosos y moderados”.
“Resulta increíble, porque la tecnología con drones proporciona una dimensión a la filmación que hace diez años nadie hubiera podido imaginar”, añade Belgrad. “La perspectiva que puedes obtener con estos drones y la velocidad a la que viajan- tan velozmente como los autos de carreras- son extraordinarias. Pueden serpentear entre los carros. Puedes operarlos utilizando su punto de vista, como si tú mismo estuvieras tomando las curvas de la pista a gran velocidad”.
Una excepción la constituye la primera vez que Jann pasa de la consola de juegos a un carro de verdad. “Neill quería que el público experimentara esa parte de la historia de la misma manera que el propio Jann la experimenta”, dice Jouffret. “Todo ocurre desde su perspectiva. Todo es nuevo, todo le parece extraño, no sólo desde el punto de vista emocional sino también desde un punto de vista físico. Nosotros quisimos acompañarle a lo largo de este proceso”.
El compromiso con la autenticidad se extendió al vestuario. “Nunca hubo dudas acerca de los trajes de carreras que pensábamos conseguir”, comenta el diseñador Terry Anderson. “Son trajes reales, aprobados por la FIA. Y todo el vestuario es a prueba de fuego”.
Para Madekwe, el traje supuso la última pieza requerida para entender al personaje. “Esto ocurre siempre con el vestuario”, dice. “Tan pronto como te enfundas en el traje de carreras, caes en la cuenta de que ya no eres tú mismo. El traje es muy específico: afecta tu postura y tu porte. Y con el casco, de pronto eres una isla. Estás solo, dentro de tu mente. Puedes escuchar tu respiración. Como si tus pensamientos se amplificaran. Sólo tu ser existe. Esto cambió por completo la dinámica del personaje. Creo que cuando me puse el traje por primera vez hallé al personaje… en ese preciso momento”.