jueves, julio 4, 2024
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Vendetta política

Parte I

La soberbia, la avaricia, la lujuria, la ira, la gula, la envidia y la pereza dominaron el alma del MAS. Estos siete pecados capitales caracterizan a los altos dirigentes del instrumento político, en los últimos 14 años. Antes de la pandemia, Bolivia nunca había disfrutado de tanta prosperidad, ni había conocido una situación tan favorable como en la época del gas, con precios internacionales elevados y otras situaciones coyunturales favorables a su desarrollo. Pero en el gobierno de Evo Morales reinaban siempre el desorden y la anarquía al máximo, todo por el dinero y el camino del dinero fácil.
Se cultivó en esa administración la corrupción pública y la burocracia clientelar, realidad nauseabunda que se expandió tanto en occidente como en el oriente y ni hablar de las regiones del valle central.
Bolivia estaba y continúa estando dominada por el abuso de poder despótico. El entorno del exmandatario Morales, no solo disfrutaba de abundantes riquezas. La elite política de Morales gozaba de privilegios y algunos se trataban como príncipes, debido al saqueo de innumerables fondos públicos. Se utilizaba los bienes públicos para cada elección general y subnacional, a favor del partido gobernante, porque estaba en sus manos el manejo de tantos recursos económicos, que se convirtieron en hombres y mujeres eficientes y con grandes habilidades en la administración de la corrupción pública, sin importarles los asuntos y la gestión pública. Desarrollaron un “talento único” en todas las disciplinas; los aduladores del exmandatario Morales fueron distinguidos y aplicados en todas las artes de la corrupción política. En Bolivia ni el fútbol se salva, hasta la pelota se mancha.
Debido a la crisis política de 2019, el entorno evista dejó el poder y se refugió donde pudo. Perdieron las mieles del poder, vivieron un momento fatídico de confusión política, donde por un intervalo de tiempo el poder se trasladó de manos. Para los “oportunistas del poder” fue uno de los momentos más difíciles, en toda su travesía política, sintiéndose amenazados, disminuidos, solos por la pérdida del apoyo popular.
Recurrieron a la violencia y el terror, para volver a reactivarse y retomar el poder perdido, cueste lo que cueste. Frente a esa encrucijada se dieron cuenta que el único método para volver al poder es la vía democrática, necesitaban un nuevo candidato, al cual las organizaciones sociales y el pacto de unidad puedan controlar a su gusto y conveniencia. Entonces emerge la figura del exministro de Economía, Arce Catacora, quien para Morales era su mejor y más leal ministro, la jugada les salió perfecta, el MAS se volvió a rearticular, los oportunistas volvieron al poder.
Durante la administración de Arce, Bolivia ya gozaba de merecido renombre y reputación entre todos los países, como el “paraíso de la corrupción” y el “paraíso del narcotráfico”. En esta situación el entorno del presidente Arce, se aprovechó rápidamente de los acontecimientos y aceptó la situación tal y como viene y siguieron su propio camino, poco a poco desmarcándose de la figura del exmandatario Morales. Así Choquehuanca, Del Castillo y Lima, más los Chicago Boys de la carrera de Economía y el entorno cercano del presidente Arce, más los interculturales como fuerza renovadora, se acomodaron a las circunstancias.

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