martes, septiembre 3, 2024
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Inteligencia Artificial para vestir

Con la llegada de ChatGPT se experimentó un  punto de inflexión para la percepción social de la Inteligencia Artificial. Luego llegaron más herramientas de IA generativa que afirmaron la confianza en ella, pero definitivamente ChatGPT marcó la diferencia.

Casi un año después de la presentación de ChatGPT estamos empezando a ver una corriente que va un poco más allá: la de los dispositivos corporales, o wearables, basados en Inteligencia Artificial.

En los últimos días se han combinado varios anuncios en esta dirección. Por un lado está Rewind, la empresa que creó una aplicación casi mágica para macOS haciendo uso de varias herramientas del sistema y un fuerte algoritmo de compresión. Se basaba en una suerte de grabación permanente de la pantalla para luego, con la detección de texto, poder localizar cualquier cosa que hubiésemos visto en pantalla en el pasado.

Con su producto de software ya madurando, le toca al hardware, y de ahí nace Rewind Pendant, un colgante que graba todo aquello que decimos y escuchamos. A partir de ahí lo transcribe, cifra y almacena en nuestro smartphone.

También ha sido el turno para Humane con un clip holográfico. Lo colocamos sobre la solapa  como si fuese un micrófono inalámbrico, y en ciertos momentos proyecta información clave sobre la palma de nuestra mano u alguna otra superficie que tenga delante.

También ha llegado la actualización de un producto ya conocido, las gafas de Meta y Ray-Ban, las nuevas Ray-Ban smart glasses . Además de mejorar tanto en el vídeo como en el sonido, han variado su enfoque original: apuestan por ser más usadas como auriculares y también como cámara, tanto de foto como de vídeo.

En su interior, un Qualcomm Snapdragon AR1 Gen1 especialmente enfocado en la eficiencia energética para permitir un uso activo de hasta seis horas, y una IA orientada a la transcripción en vivo: cuando un usuario haga una emisión en directo usando estas gafas será así como escuche los comentarios que le van dejando en tiempo real.

Y luego está Tab, otro wearable que se define como un asistente portátil basado en IA. Lo llevamos puesto a modo de colgante (ocupa como dos AirTag apilados) y dejamos que vaya registrando nuestras conversaciones, no solo con otras personas, sino las que podamos tener con nosotros mismos. No es algo que mucha gente haga tal vez, pero se supone que con este dispositivo encima tiene un sentido: dejar que escuche y recuerde lo que decimos, aunque sea una lluvia de ideas.

La idea no es tanto que almacene las transcripciones como que conserve un contexto completo sobre nosotros, como un gráfico social, y entienda qué hicimos en el pasado y qué se supone que deberíamos hacer en el futuro. Se han vendido las primeras cien unidades de desarrollo, pero sigue habiendo incógnitas a su alrededor.

Seguramente veremos muchas más propuestas en esta línea en los próximos meses. Y seguramente muchas de ellas estén muertas para dentro de unos años, porque la industria tecnológica es implacable, pero recordaremos a todas ellas como el germen de la IA que empezó a ser vestida.

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