miércoles, septiembre 4, 2024
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Un octubre doloroso

Hemos vivido un “octubre doloroso”, hace más o menos cinco años, por el lapidario fallo de la Corte Internacional de Justicia, de La Haya, por el cual se diluyeron las esperanzas del pueblo boliviano, de recuperar el acceso soberano al mar. Entonces se cumplía, aproximadamente, 139 años de enclaustramiento. “Por doce votos a favor y tres en contra, la Corte Internacional de Justicia (CIJ) de La Haya falló en contra de las aspiraciones bolivianas, desmoronó los argumentos de la demanda y dijo que Chile no contrajo la obligación jurídica de negociar un acceso soberano al océano Pacífico” (1), ha señalado, en esa ocasión, la prensa nacional.
Hace cinco años que la ciudadanía fue frustrada, en sus propósitos de lograr justicia, sobre ese asunto, en los estrados internacionales. El tema concitaba el interés no sólo de los bolivianos, sino de los países más próximos. Pero no pudo lograr ese objetivo. Los obstáculos fueron infranqueables. Duele, por todo ello, abordar este hecho, debido que ha golpeado el sentimiento patriótico, de once millones de bolivianos. Y el honor de todos los que querían reivindicarse ante la historia y los hombres. Pero los yerros de algunos desubicados, provocaron ese fiasco, que ha enterrado las inquietudes de reivindicación marítima.
Ningún “salvador”, de izquierda o derecha, podrá restañar esas heridas que sangran, continuamente, entre los bolivianos y bolivianas. Y las futuras generaciones no sólo cuestionarán, sino que condenarán a sus protagonistas, nativos y extranjeros. Obviamente que quienes estuvieron involucrados en ese hecho, tan nefasto, no se han animado ni se animarán a expresar su “mea culpa”. Los estrategas, entre ellos conocidos políticos, se habían equivocado, de una manera increíble, en el cálculo político. Posiblemente pensaban que la demanda, en La Haya, era “pan comido”, debido que un supuesto indígena presidía el rumbo del país, a través de un partido mayoritario. Se contaba, inclusive, con los servicios, de peritos foráneos.
Para obtener el referido fallo de La Haya, se había erogado cuantiosas sumas. Para cubrir, en particular, los honorarios, de expertos internacionales. En consecuencia, con todos esos recursos económicos, se hubiera mejorado, indudablemente, el sistema de salud, de educación y de la infraestructura caminera. Se hubiera reducido, posiblemente, los índices de la desnutrición infantil, que se agudizará, en adelante, como consecuencia de la sequía, en el agro más que todo. Es que la sequía restringirá, ciertamente, la producción y el consumo de alimentos, en determinadas regiones del país.
En suma: es bueno revisar el pasado, mediato e inmediato, a fin de no incurrir en los mismos errores, que comprometen los destinos nacionales.

(*) “Fallo de La Haya. Chile no tiene obligación de negociar”. EL DIARIO, La Paz – Bolivia, 2 de octubre de 2018. Pág. 4, 1er. Cuerpo.

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