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Cómo tratar la fibromialgia

La fibromialgia es un trastorno común asociado al estrés, el dolor muscular y mala postura al dormir. Puede presentarse entre los 15 y 50 años, principalmente en mujeres.

Un 2,1% de la población mundial lo padece. En Sudamérica alcanza un 1,12% y por cada varón hay doce mujeres con fibromialgia. Esta patología crónica, que se caracteriza por el dolor de todo el cuerpo, fatiga, trastornos del sueño, además, está  relacionada con el estrés emocional significativo y se registra con mayor frecuencia en mujeres.

De acuerdo con un artículo publicado en la Revista Sanitaria de Investigación (RSI), la fibromialgia, palabra que significa “dolor en los músculos, ligamentos y tendones, partes fibrosas del cuerpo”, puede expresarse con síntomas en cinco categorías: sensoriales con el entumecimiento de miembros superiores e inferiores; motores como la rigidez y menor capacidad de realizar actividad física; vegetativos como los mareos, la inestabilidad y la hipersudoración; cognitivos como el problema de sueño, ansiedad y afectación de la memoria a corto plazo y afectivos con alteraciones del estado de ánimo del paciente.

“El diagnóstico es complejo, se necesita usualmente de varios profesionales de la salud para poder obtenerlo. Los análisis y otras pruebas complementarias no son imprescindibles para realizar el diagnóstico, pero son útiles para descartar la presencia de otras enfermedades que provocan síntomas similares a la fibromialgia. Dado que no existe una prueba específica que nos permita diagnosticar, los pacientes son valorados por los principales síntomas y otras afecciones”, explica la revista.

De acuerdo con la escala de dolor de McGill (McGill Pain Scale), la fibromialgia tiene una calificación de 30 sobre 50 por debajo de dolores como el parto, la amputación de un dedo y el cólico renal y por encima de la migraña, artritis, dolor dental, esguince, por mencionar algunos. La Asociación Internacional para el Estudio del Dolor (IASP) define al dolor como “una experiencia sensitiva y emocional desagradable, asociada a una lesión tisular (tejidos) real o potencial”.

Según la Orientación Técnica de Abordaje de la Fibromialgia se recomienda al menos tres formas para tratar la enfermedad:

  1. Tratamiento e intervención psicológica conductiva

La fibromialgia no es una enfermedad solamente del músculo, pero tampoco es una enfermedad psiquiátrica, puesto que un 40% de los pacientes no tienen depresión ni otros síntomas psíquicos y en los pacientes que tienen depresión ha de ser considerada como una consecuencia de su fibromialgia y no su causa. La terapia cognitivo-conductual, protocolizada y en grupo, puede ayudar a mitigar los problemas emocionales y mejorar, disminuyendo los pensamientos adversos y mejorando su percepción de autoeficacia. Esta terapia engloba distintas técnicas para que el paciente sea capaz de regular sus respuestas emocionales, fisiológicas y cognitivas. Es un tipo de terapia que combina aceptación y colaboración junto con herramientas psicológicas para que el paciente logre una mejora en sí mismo a nivel mental.

  1. Intervención fisioterapéutica y kinesiológica

Esta modalidad de tratamiento varía en función de cada paciente. Clínicamente, los aspectos son el dolor, la disfunción tisular (tejidos) y la discapacidad secundaria al dolor. Es importante la relajación del paciente; cualquier procedimiento guiado por un profesional ayuda, pero lo más habitual es el ejercicio aeróbico o la natación, entre otros. La práctica de este ejercicio tiene que resultar satisfactoria y que permita al paciente desconectar del círculo vicioso que es el dolor. Se debe hacer hincapié en que cada enfermo de fibromialgia es diferente, por lo que cada tipo de ejercicio debe ser estudiado de forma individual. No hace falta realizar ejercicios sofisticados. Se puede andar a buen paso, trotar, pedalear, nadar, bailar o caminar por el campo.

  1. Intervención farmacológica y clínica

El tratamiento farmacológico de la fibromialgia está dirigido a mejorar la calidad del sueño y a reducir el dolor. Para el tratamiento de la fibromialgia se prescriben una gran variedad de analgésicos y antiinflamatorios. Existen enfermos que precisan de otros tratamientos como la administración local de un anestésico o una mezcla de anestésico y corticoide en los puntos dolorosos, fisioterapia, ejercicios, calor o masajes. Hay que tener en cuenta las reacciones adversas y efectos secundarios de las terapias utilizadas en pacientes con fibromialgia para poder combinarlas entre ellas; es necesario estudiarlas y deben realizarse pruebas rigurosas que demuestren y justifiquen su uso como farmacoterapia combinada.

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