domingo, septiembre 1, 2024
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Libre comercio de manera ilimitada

En nuestro país, especialmente desde hace más de una década, la política económica de los gobiernos de turno se inclinó, de manera preferente en dirección al libre comercio, sistema mundial que prevalece en varios países, aunque con excepciones para proteger ciertos rubros de sus industrias. Aquí con sus diversas características se fue acentuando con formas propias y afectando no solo a la economía nacional, sino también al régimen de vida de la población. En gran medida se trató de imitar modelos e ideologías foráneas.
Por ello el libre comercio, sin restricciones importantes, se impuso en todo sentido en el territorio nacional. Es más, creció en los últimos años y, en forma concreta, al presente mucho de lo que consume la población boliviana es de origen extranjero, mientras los escasos productos nacionales pierden mercados de consumo.
Es más, la producción nacional entró en declive e inclusive en un proceso lento, pero seguro, de desaparición. Mercancías de todo tipo llegan al país, por millones de dólares, provenientes de países imperialistas, como China, invadiendo los centros de consumo nacionales. Y por sus bajos precios, reciben la preferencia de los compradores, que desprecian los productos nativos. Por otra parte, fueron cerrados para la producción nacional importantes mercados de consumo, como el de Estados Unidos.
En forma concreta, paulatinamente desaparecen las artesanías (base de la industria) y se deja de consumir materias primas indígenas, como lana, cueros, tejidos, frutas, etc. Es más, miles de aprendices de las artesanías quedaron sin empleo, sin oportunidad de profesionalizarse en sus respectivas ramas. Más aún, aumentan las importaciones de productos, en especial de origen agrícola. Así se facilita la aniquilación del aparato productivo del país.
Entre otros aspectos, la economía agraria agoniza, particularmente en zonas de occidente, donde por falta de apoyo gubernamental para la provisión de herramientas, semillas, áreas de cultivo, los agricultores abandonan sus parcelas para ir a las ciudades en busca de mejores oportunidades para sobrevivir, o emigran a países vecinos, como Chile y Argentina. Siguiendo esa corriente ascendente, pero negativa, las autoridades nacionales no pueden frenar el aumento del contrabando de alimentos, ropa usada, motorizados, etc., actividad que implica millonarias ganancias para comerciantes ilegales, mientras las incautaciones en aduanas son mínimas.
En resumen, el libre comercio que se puso en aplicación de manera ilimitada, en especial en los últimos años, tiene efectos muy perjudiciales para la economía nacional. Hoy muchos bolivianos consumen productos extranjeros, en especial de procedencia china y, en esa forma, el país ha vuelto a ser dependiente, como en tiempos de la colonia. La solución, por lo descrito, pasa por reprimir al contrabando y aplicar políticas gubernamentales de verdadero apoyo a la industria nacional, que hoy enfrenta graves problemas, como la competencia desleal.

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