jueves, julio 4, 2024
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Escasez de chuño, tunta y papa

Los primeros signos de los efectos de la sequía han empezado a presentarse en los mercados de las poblaciones de la región andina del país, es decir en los departamentos de La Paz, Oruro y Potosí. La forma específica de ese fenómeno económico es la carencia de papa y sus derivados, el chuño y la tunta y, por ende, el alza de precios.

Un fenómeno de esta naturaleza nunca se había registrado en Bolivia, donde más bien esos dos productos agrícolas llenaban los mercados, tenían bajo precio y eran el pan nuestro de cada día. Esa escasez resalta más en cuanto se ve que hasta hace unos quince años, la arroba de papa costaba cuarenta bolivianos, mientras ahora ha llegado a más de 120, o sea que hay un alza del 200 por ciento, precio que podría subir mucho más, debido a que los efectos de la sequía recién están apareciendo.

La escasez de papa ya fue advertida desde hace unos diez años, cuando los mercados de consumo empezaron a vender el tubérculo que era exportado desde Perú y Argentina, así como a subir el precio. Lo notable, además, era que ese bajón en el desabastecimiento de papa, resultó acompañado de la escasez de tunta y chuño, que son imprescindibles en la alimentación diaria de la población.

Es oportuno destacar que la carencia de esos productos ya se había denunciado en los medios de comunicación, con la intención de que las autoridades tomen cartas sobre el asunto, aunque ese pedido de la población fue recibido con indiferencia.

En todo caso, no solamente es posible mostrar el problema en sí mismo, sino que es necesario remitirse a las causas que lo determinaron. En efecto, esta baja en la producción de esos tres alimentos no solo se debe a la sequía, sino también, en mayor proporción, a la política agraria del partido gobernante, establecida en la Carta Constitucional en vigor, desde hace quince años, es decir, el documento impulsado por el MAS-ISPS de Evo Morales y compañía.

Es política populista aún en vigencia es la principal causa de la crisis agraria en que se encuentra el país, la misma que, al mismo tiempo, determinó, en gran porcentaje, la sequía y sus consecuencias. Esa política agraria obligó a los campesinos a migrar a las ciudades y abandonar la tierra, para ir a cultivar coca e incendiar los parques nacionales, llenos de bosques, agua y otros recursos naturales, y dejar al pueblo boliviano sin los alimentos básicos que requiere a diario.

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