martes, julio 2, 2024
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El “incorruptible”

Hoy hablar de la figura de Maximilien Robespierre, es hablar de un “tirano” y un “violento represor”. Robespierre se hizo famoso, ya que fue una figura central en la Revolución Francesa y fue el que desencadenó la “Terreur” (el terror en español, un período de persecuciones y ejecuciones masivas en la Revolución Francesa). Es innegable que Robespierre fue una persona muy autoritaria, pero debemos entender cuáles fueron las circunstancias que lo llevaron a esto.
Para esto, utilizaré la vieja concepción de “dictador” de la Antigua Roma. Un dictador es una persona que toma el poder de manera “total” en épocas de crisis, es decir en situaciones de emergencia, esto con el objetivo de cesar la crisis y devolver el orden a Roma. El concepto de dictador, entonces, no es tan malo si nos vamos a su origen. Es un hombre que debe devolver la calma y la estabilidad a su nación en épocas de emergencia. Es el “hombre” que debe recomponer el orden. La imagen del dictador siguió siendo la misma hasta la Segunda Guerra Mundial, cuando se pasó de tener el concepto del “hombre protector” de un país, al de un tirano déspota. Este concepto es aún más fuerte en nuestra región, esto por las dictaduras militares de la segunda parte del Siglo XX. Es a partir de esto y el auge del modelo democrático liberal estadounidense, que el término dictador paso a ser sinónimo de tiranía, de autoritarismo y de ilegitimidad.
Robespierre fue un hombre brillante, sin dudas, pero su más grande virtud era su incorruptibilidad, su total determinación. Sin éste a la cabeza, la Revolución Francesa jamás hubiera podido ser llevada a cabo, se hubiera estancado y otra hubiera sido la historia. Otro de sus hitos, es que fue parte del “equipo” que redactó la declaración universal de los derechos de los ciudadanos, la piedra angular para los derechos humanos. Fue en sus inicios también un gran abogado, representante de los “tiers état”, seguidor de la corriente des “Lumières” y uno de los primeros en defender la libertad de prensa.
Debemos preguntarnos, entonces, por qué un hombre con ese “currículo” pasó a ser el líder de la época del terror y a usar la guillotina como su recurso preferido. La respuesta es fácil, las circunstancias lo obligaron a convertirse en jurado, juez y ejecutor, pasó de ser un abogado a un “dictador” y fue en parte gracias a sus acciones que la revolución tomó un rumbo, pasó a darle forma al nuevo gobierno.
Los primeros meses de la revolución fueron anárquicos y caóticos, estaba vigente la idea de la contrarrevolución y el retorno de la monarquía, empero, Robespierre pudo evitar todo esto y dar el impulso final a la revolución. Sin él nunca se hubiera derrocado a la monarquía francesa; tuvo que ejercer un rol más autoritario para lograr un fin absoluto. Trágicamente, después el poder, el idealismo y la paranoia lo enloquecieron, marcando su final en la guillotina.
Busqué hablar de Robespierre, ya que su mayor virtud era la incorruptibilidad y la determinación para lograr sus objetivos, “liquidando” todas aquellas amenazas que afrontaba su país. Sin su accionar, Francia jamás seria lo que es ahora, jamás habría existido ese salto institucional y el favorecimiento a la mayoría popular.
En el caso de que el MAS deje el poder en el año 2025, alguien tendrá que ejercer un rol patriótico, como Robespierre, para el gobierno entrante. Estos socialistas han destrozado nuestro país, las instituciones, la economía y el mismo respeto a la ley; ni siquiera disimulan sus delitos y sus acciones van cada vez más en contra de los intereses nacionales, en otras palabras, han actuado solo para destrozar a nuestra Patria.
Quien atenta contra la nación, no puede tener ni un gramo de consideración y menos como ha actuado el MAS, que ha destrozado nuestra economía, nos ha endeudado hasta niveles descomunales y ha destrozado la unidad nacional. El que asuma este rol no debe ser considerado un autócrata, sino un patriota “incorruptible”.

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