viernes, julio 26, 2024
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La ingobernabilidad es producto del populismo

Desde hace varias décadas, en Bolivia se ha intentado aplicar diversas y abigarradas tendencias ideológicas y políticas, con la finalidad más de cumplir deseos individuales, que resolver los graves problemas que hacen padecer a la sociedad boliviana. Entre esas ideologías se encuentra la populista, que no es solamente una palabra de uso corriente, sino una política económica de nefastos resultados.
En efecto, el populismo tiene dos significados. El primero, es un término despectivo, denigrante, muy utilizado en medios políticos partidarios. Es un término de política arcaica, mientras su uso en forma política correcta, significa que lo que quieren algunos grupos de aficionados a los absurdos, es construir el socialismo mediante un retroceso hasta la organización social humana más primitiva, de hace alrededor de cinco mil o más años y, además, “saltando” la etapa democrática capitalista.
Los intentos de aplicar esa ideología resultaron, en todos los casos, un fracaso total, causando a su paso la pérdida de valores, principios, categorías y conocimientos. A la par, ese populismo, madre de todos los males, hizo perder nociones lógicas, políticas, morales, como el respeto, la disciplina, la ética e inclusive, creó la ingobernabilidad en las naciones, haciendas, provocando atraso en el espacio y el tiempo, por decir lo menos acerca de ese obsoleto fetiche.
Naturalmente, la ideología populista, que en los hechos perdió su engañoso aspecto en todo sentido, también cayó en desgracia ante los análisis de los más grandes políticos del Siglo XX. Sin embargo, ciertos “teóricos” intentaron hacerlo resucitar, aunque, naturalmente, el engendro volvió a producir solo caos.
Ese populismo, aplicado en forma dictatorial en Bolivia, dio sus resultados hasta el presente y, entre otros, ahora se presenta en forma anárquica, como prueban las frecuentes marchas de protesta, bloqueos de calles y carreteras, o actitudes individuales de descontento, haciendo pedidos cuestionables, como las revocatorias de mandato de algunas autoridades superiores, como si el país fuese un jardín de infantes. Vale decir que en Bolivia se ha entrado en un estado de ingobernabilidad.
Esa situación de anarquía es producto del populismo, que sigue amenazando con sus garras rampantes al pueblo boliviano, por lo que solamente su eliminación podrá hacer retornar al país al orden, la lógica o, por lo menos, al sentido común.

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