miércoles, septiembre 4, 2024
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Supongamos que…

Jorge Lizárraga T.

Siempre entrar en el escenario de supuestos, nos permite especular, y la especulación al no tener certeza en su resultado, supone la evidencia de un simple enunciado y no así una declaración efectiva y científicamente demostrable, y por tal la decisión que pueda asumirse sobre un supuesto es más riesgoso que tomar decisiones sobre certezas o afirmaciones. Y si suponemos lo que pudo ser y no así en lo que puede ser, la imaginación no tendrá duda de apoderarse de uno y creer cuanto uno suponga, por ejemplo:

Supongamos que la teoría evolucionista se sobrepone a la teoría divina, desenmascararía no solo a una religión o creencia sino a la divinidad, sin embargo, supongamos que jamás científicamente se demuestra un hecho irrefutable, cual es que una teoría se imponga a otra, por tanto, cada quien mantendría el derecho de creer cuanto desee, según cual fe profese.

Supongamos que el racismo y discriminación mundial o la superioridad racial no exista, significaría que las probabilidades de hacer comunidad internacional, a través de ayuda internacional, serían inminentes. Supongamos que los índices de crecimiento sobre el odio y discriminación raciales se incrementan exponencialmente, significaría que poco a poco entre diferentes, tendremos que luchar como en la vida animal, “solo el más fuerte sobrevive”.

Supongamos que el Holocausto fue un experimento a través del cual la ciencia y tecnología comenzaron a sobreponerse a la mente humana y su propósito de existencia, hoy nos encontraríamos amenazados por qué Estado se impone frente a los otros a través del poder del miedo. Pero supongamos que el Holocausto más bien se constituye en el pretexto para hacer lo que te hicieron exponencial y estrepitosamente inversamente desproporcional y eliminas a otra raza por creerte ser superior, pues estarías sumido casi al inicio de la guerra final y/o más penosa de la humanidad.

Supongamos que Rusia se rinde y devuelve territorios a Ucrania, el mundo por tal perdería a un enemigo o socio muy importante al perder su poderío amenazante, pero ¿a qué costo? Y supongamos que Rusia se impone contra Occidente, ingresaríamos en una era de relaciones más que frías en un contexto internacional, donde los más audaces se impondrían.

Supongamos que Israel cede territorio y se crea y reconoce al Estado Palestino, para muchos sería un acto de traición al judaísmo, como por otro lado el reconocimiento de que esa posibilidad ya estaba planteada en 1948; pero supongamos que todos los palestinos huyen de Palestina, la repercusión y odio a los americanos y a judíos sería global y como en todo el mundo habitan y residen árabes, la inseguridad para todos estaría garantizada.

Supongamos que Javier Milei realiza una gestión formidable y que genera expectativa de crecimiento económico, demostrando que el liberalismo argentino puede imponerse a la “casta” argentina; resultado, el resquebrajamiento de la visión del socialismo del Siglo XII en uno de los países que fue fuerte del sistema. Sin embargo, supongamos que Milei fracasa y empeora la situación económica e internacional de la Argentina, lo cual conduciría irremediablemente a justificar que aun con errores, el socialismo del Siglo XXI es un sistema que, en países latinoamericanos, y cada quien según sus características, puede responder a nuestras necesidades.

Supongamos que la economía boliviana se encuentra en un estado lamentable, de insostenibilidad de la deuda y cercana al default, lo que implicaría reconocer que el modelo no funciona y que las gestiones pasadas tienen gran parte de responsabilidad sobre estos resultados. Pero supongamos que el proceso de industrialización y potenciamiento del aparato productivo funciona y solo es cuestión de tiempo para demostrarlo, indicaría que el mejor modelo nunca antes instaurado, pero que desde el 2006 genera expectativas y funcionalidad, es el que vivimos, lo cual permitiría considerar a Bolivia “convertida en un ejemplo a seguir”, a pesar de sus altas y bajas.

Supongamos que Marset reaparece, se entrega a cambio de seguridad para su familia y confiesa toda la verdad, con evidencias y pruebas irrefutables. Se desenmascararían muchos secretos aún no revelados; sin embargo, supongamos que muere, todas las hipótesis jamás serian confirmadas o rechazadas, por tanto, quedaría como si nunca hubiera pasado algo.

Supongamos que son restablecidas las relaciones diplomáticas entre Estados Unidos y Bolivia, se permite la participación de la DEA en Bolivia y a raíz de ello se captura a grandes capos del narcotráfico. Indicaría que la política del Estado de no permitir injerencia era por socapar algo; sin embargo, supongamos que nada de lo dicho pasa, seguiríamos incrementando las plantaciones de coca y la producción de cocaína, en desmedro de la sociedad en su conjunto para beneficio de pocos.

Supongamos que Evo Morales reconoce sus errores y decide retirarse de la política, dando paso a nuevas generaciones, sería un gran avance para la democracia y se constituiría verdaderamente como un referente político aun con sus errores. Pero supongamos que a pesar de todo el pasado, decide ir a las elecciones del 2025, significaría que la angurria de poder puede más que el deber de cumplir con la Constitución, la voluntad popular y, sobre todo, ensimismarse, creyendo que él es el único que puede liderar el proceso de cambio, lo que ocasionaría un repudio de la sociedad.

Supongamos que mañana son las elecciones nacionales, y tenemos a candidatos potenciales como Manfred, Evo y Arce e independientemente del resultado debe haber balotaje y en segunda vuelta elegir al próximo mandatario. En ese momento se sabría que no solo en política todo vale, sino que todo era un paripé. Pero supongamos que cualquiera de ellos gana en primera vuelta y con diferencia que no permitiría el balotaje, ¿será que gobernara sin dificultad y sin un pacto político a pesar del apoyo popular?

Supongamos que este artículo no será publicado, lo cual significara que nadie suponga nada a raíz de lo que acabamos de suponer, pero si se publicara al menos irán suponiendo que algo de lo expuesto puede ser verdad y evidente. Por tanto, si suponemos que se publicará, al menos sabremos con antelación que haciendo nuestros cálculos y suponiendo algunos escenarios, en realidad no estamos tan mal como se dice, ni tan bien como se comenta, por lo cual supongamos que hay elecciones mañana, ¿por quién deberíamos votar? Teniendo convicción de que todo puede mejorar, que no estamos tan mal como otros y vecinos en particular y considerando mi vocación de servicio social, yo preferiría tenerlo nuevamente al mandatario actual, ¿y ustedes?

 

El autor es abogado.

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