domingo, septiembre 29, 2024
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Sabiduría en medio de la indecisión

En breve, miles de jóvenes se enfrentarán a una presión casi insostenible para que tomen de una buena vez una de las decisiones más cruciales de sus cortas vidas, y todo esto en un tiempo récord. Deberán elegir una carrera universitaria ni bien finalice su etapa escolar. Sin embargo, es fundamental reflexionar sobre la importancia de no decidir precipitadamente y esperar hasta tener ciertas certezas para no arrepentirse después. En este sentido, las ideas de destacados pensadores y filósofos como Martín Heidegger, Hanna Arendt y el Papa Juan Pablo II resultan esenciales y esclarecedoras para que, por un lado, los jóvenes comprendan que la mejor decisión ante la incertidumbre es nada decidir, y que los padres de familia entiendan que, a veces, esperar es mejor que presionar a sus hijos, pues a larga dicha decisión resultará más satisfactoria para ambas partes y, a su vez, mucho más económica.
Heidegger, filósofo alemán, plantea que la existencia humana se define por la búsqueda de sentido y autenticidad. En el contexto de elegir una carrera, esto implica no dejarse llevar por las expectativas externas o las modas del momento, sino indagar en lo más profundo de uno mismo para descubrir verdaderamente los intereses y aptitudes. Decidir precipitadamente, sin introspección, puede llevar a una vida insatisfactoria y alejada de una verdadera vocación.
Por su parte, Hanna Arendt, filósofa y política alemana, resalta la importancia de la acción y la responsabilidad individual. Elegir una carrera es una decisión trascendental que afectará tanto la vida laboral como la personal. Por ello, es fundamental tomarse el tiempo necesario para reflexionar sobre posibles vocaciones y metas a largo plazo. Optar por no decidir hasta tener certezas brinda la oportunidad de asumir la responsabilidad de elección y así evitar arrepentimientos futuros. Al ser una decisión individual, la presión que ejercen los padres de familia resulta abusiva e intrusiva, pues no dejan pensar y reflexionar a sus hijos sobre su verdadera vocación, y si en cualquier caso lo hacen, los progenitores se encargan de lanzar por la borda dicha reflexión, pues para muchos papás estás reflexiones solo tienen validez si coinciden con sus exigencias y prospectos.
En el ámbito de la Fe, el Papa San Juan Pablo II enfatizó en la importancia de vivir una vida con propósito y plenitud. La elección de una carrera no se trata solo de adquirir conocimientos y habilidades, sino de encontrar un camino que nos permita crecer como personas y contribuir al bien común. Al tomar una decisión apresurada, se corre el riesgo de alejar la vida de su verdadero propósito y, por ende, terminar desperdiciando capacidades y habilidades. La certeza y la reflexión son fundamentales para discernir cuál es la vocación que Dios nos tiene reservada. Lastimosamente, si solo se priorizan los ingresos económicos, la felicidad y la realización comienzan a ser esquivas, para terminar encerrando los sueños en una oficina.
En resumen, la importancia de no decidir precipitadamente la elección de una carrera radica en la necesidad de encontrar sentido, asumir responsabilidad y vivir una vida plena. Las ideas de Heidegger, Arendt y del Papa San Juan Pablo II invitan a que los jóvenes y los padres de familia reflexionen sobre las verdaderas vocaciones de los jóvenes y a no dejarse llevar por presiones externas o modas pasajeras. Optar por no decidir hasta tener certezas brinda la oportunidad de construir un futuro sólido y alineado con las propias pasiones más bellas y profundas.

El autor es teólogo, escritor y educador.

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