sábado, septiembre 28, 2024
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El bienestar del pueblo

El pueblo boliviano está representado por habitantes del campo, de las ciudades y las minas. Con mayores necesidades, para sobrevivir dignamente. Con escasos recursos económicos, para educar a sus hijos. Con pocas posibilidades, para recurrir a centros de salud. Siempre con problemas, para llenar la canasta familiar. Amenazado, permanentemente, por la inseguridad ciudadana. Con sueldos y salarios, que han perdido su poder adquisitivo. Obligado a engrosar el comercio informal, ante los elevados índices del desempleo. Utilizado, como “rebaño” para actos electorales.
Los nuevos ricos, que medraron, hoy como ayer, del erario nacional, están al margen de esta realidad. Ellos viven en jauja. “Los gobiernos del país, casi por imitación, han tenido altas burocracias, personal en demasía que, con seguridad, poco o nada han servido al país, pero sí se han servido de él, empezando por la percepción de buenos sueldos” (1), se dijo.
Ha transcurrido más de cuatro décadas, desde la restitución del sistema actual. Pero se hizo muy poco a favor del pueblo boliviano. Ni en época de las vacas gordas, se propusieron trabajar, debidamente, por aquel. Más se impuso el afán político sectorial, que el servicio incondicional hacia él. Fueron despilfarrados los recursos que generó el boom gasífero. De ahí que estamos en la situación de siempre. “La pobreza es, con seguridad, factor limitante o privativo de bienes materiales de todo lo necesario, es mal que pospone deseos y esperanzas porque priva de lo urgente, de lo imprescindible y necesario” (2).
Aún es tiempo para priorizar el bienestar del pueblo que protagonizó, en 1982, la transición pacífica de la dictadura a la democracia. Asumiendo, para tal efecto, estabilidad económica y política. Gobernando con transparencia y sincerándose ante la historia y los hombres. Promoviendo, mediante el diálogo civilizado, en democracia, la paz social, con trabajo por el bien común. Las pugnas políticas solo sembraron caos, zozobra e incertidumbre. Asimismo, inseguridad ciudadana e inseguridad jurídica. Empañan la imagen del país, en el contexto internacional. Muchos de nuestros vecinos piensan que aún vivimos, en la barbarie. Mientras el pueblo boliviano, preocupado por su presente y futuro, ve de palco la trifulca de políticos, en algunos casos del mismo color y de la misma ideología.
Cuando aún falta más de un año para las elecciones, los apetitos personales afloraron de una manera desesperada. Los angurrientos por el Poder, en este marco, “no comen ni dejan comer”. Se han propuesto, inclusive, descomponer la situación política, creyendo que ellos son los “salvadores”, pese que tienen una “cola de paja inmensa”.
En suma: es hora de atender las necesidades más elementales del pueblo boliviano.

NOTAS
(1) “La burocracia gubernamental”. EL DIARIO, La Paz – Bolivia, 31 de enero de 2021.
(2) “Fortaleza de la educación es la fuerza de la libertad”. EL DIARIO, 25 de enero de 2021.

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