viernes, julio 5, 2024
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Carreteras de cara al futuro

Severo Cruz Selaez

“Solo queda el recuerdo de los tiempos de las vacas gordas, en las dos primeras décadas de este siglo, cuando la providencia hizo posible que el país pueda vender GAS y otras materias primas con buenos precios y reciba grandes cantidades de dólares. Sin embargo, el gobierno populista los ha derrochado, sin prever el futuro” (1), puntualiza, en su nota editorial, un rotativo paceño con circulación nacional.
Ante esta realidad tan deplorable, se impone extremar esfuerzos para incentivar mayores proyectos, relativos a la construcción de carreteras, en todo el territorio boliviano. Para tal emprendimiento, ambicioso desde luego, posiblemente sea necesario recurrir a préstamos, de orden externo. Esa medida de construir vías nos permitirá avizorar un mejor futuro.
Más carreteras, para conocernos, y entendernos. Para contraer una convivencia pacífica, entre orientales y occidentales. Para no enguerrillarnos, bajo banderas regionalistas. Para no discriminarnos ni menospreciarnos. Para intercambiar productos agrícolas. Para reafirmar las inquietudes de paz y progreso por el bien común. Para contar con vías expeditas, que tanto requiere el rubro de las importaciones y exportaciones. Para empujar el carro de los bolivianos, hacia el desarrollo sostenido. En síntesis, para aproximarnos a la idiosincrasia de cada compatriota.
Solo en el tiempo de la incomprensión y la intolerancia, algunos bolivianos se opusieron, con una ceguera política increíble, al tendido de rieles en ciertos departamentos, señalando: “Que Potosí, se bastaba con sus llamas” (2). No permitieron, en consecuencia, que el ferrocarril incursione en esas regiones.
Nuestras carreteras, por lo tanto, no bastan ni sobran para encarar la verdadera integración nacional. Para consolidar, en definitiva, el espíritu de bolivianidad, ante los ojos de quienes nos rodean. Para sentar un precedente de progreso y bienestar. Requerimos carreteras, ahora que se ha multiplicado el parque automotor y también los conflictos políticos, que vinculen, con mayor celeridad y efectividad, a las regiones exportadoras de productos no tradicionales, con las que exportan, desde siempre, productos tradicionales. Particularmente, cuando el país sufre el bloqueo criminal de caminos. Para que haya, entonces, fluidez de motorizados, entre los departamentos que ofrecen alimentos y los consumidores, desde el huevo y la carne de pollo.
Más carreteras no siempre troncales, sino caminos vecinales. Con el propósito de ofrecer oportunidades y facilidades no sólo a empresarios, sino a pequeños emprendedores. A los productores del agro, que, por falta de vías de comunicación, se pueden llevar sus productos a los centros de abasto urbanos. Ello, ciertamente, por falta de caminos vecinales. En épocas de lluvia, está situación se torna más difícil e insoportable.
En suma: las autoridades del Estado, deberían tomar en cuenta, con más seriedad, este tema.

NOTAS
(1) “Mejorar productividad del grano de soya”. EL DIARIO, La Paz – Bolivia, 13 de noviembre de 2023.
(2) Cap. Abel Peña y Lillo Escóbar: “Síntesis Geográfica de Bolivia”. Editorial “Don Bosco”, La Paz – Bolivia, 1947. Pág. 168.

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