Algo va a tener que hacer la justicia boliviana, si quisiera demostrar que existe y que merece ese nombre, ante las denuncias que desbaratan la patraña del juicio “golpe I” ordenada por el cocalero Morales.
Tres diputados masistas dicen que tanto el cocalero como su vice planificaron presentar sus renuncias en noviembre de 2019 y uno de ellos, Rolando Cuéllar, dice que el principal personaje debe ir a la cárcel por haber provocado el caos de esos días.
Estas denuncias surgen cuando los jueces, muy obedientes, estaban a punto de cerrar el caso con las sentencias ordenadas por el cocalero: 20 años de cárcel para Jeanine Añez, Fernando Camacho y Marco Pumari, y 10 años para los militares.
Si planificaron renunciar antes de que el general Williams Kalimán les aconsejara hacerlo porque la situación del país estaba descontrolada, significa que no hubo golpe.
Unas horas antes de ese consejo, el ministro de Defensa del cocalero, Javier Zavaleta, había sugerido a Kalimán tomar el poder, en vista de que no era posible usar la sucesión constitucional debido a la renuncia de todos los masistas. Este detalle, del ofrecimiento del ministro Zavaleta, fue recordado por el general Jorge Terceros en una audiencia del juicio, por lo que recibió una pena mayor en juicios abreviados.
La planificación de la renuncia, de la que hablan ahora los diputados Juan José Jáuregui y Hernán Durán, preveía que renuncien todos los masistas de la escalera de la sucesión constitucional, como ocurrió al final.
Pero olvidaron que la vicepresidenta del senado, la señora Añez, no estaba en el acuerdo y su nombre surgió cuando se buscaba a alguien para la sucesión.
Eso es lo que ella menciona en su libro “De puño y letra” y lo repite ahora, cuando parece inminente la sentencia: “olvidaron que se trató de la sucesión constitucional”, que fue avalada por el TCP y el parlamento que tenía dos tercios de masistas.
De paso, ella dice que aquel día estaba reunida con algunas amigas en Trinidad y de pronto comenzó a sonar su teléfono con llamadas desde La Paz. Es decir que ella no conspiró para convencer a los masistas que cometan el fraude descubierto por los observadores de la OEA, y mucho menos para provocar la mayor protesta popular de la historia de Bolivia.
En resumen, el diputado Cuéllar sostiene: “No sólo renunció, convulsionó el país. Creo que Evo Morales tiene que ser encarcelado también”.
¿Algo tendrá que decir la justicia? ¿O seguirá cumpliendo las órdenes del cocalero, que no es sólo juez y parte, sino juez y acusado?
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