El país más grande de Sudamérica, se proyecta como la futura potencia mundial, aprovechando sus recursos naturales, como las reservas de gas y oro, indudablemente. Posee, al margen de ello, otros productos, que son exportados a mercados externos, recibiendo importantes ingresos. Esa proyección histórica se la viene implementando paso a paso. Las estrategias fueron asumidas, posiblemente, por los gobiernos de turno, dando prioridad al desarrollo nacional.
Bolivia, en ese contexto, atravesó una época de auge gasífero. Los extraordinarios ingresos que generó ese rubro, no fueron aprovechados debidamente en su momento. Fueron dilapidados alegremente, sin pensar en el futuro. El afán fue perpetuarse en el Poder, entregando cientos de canchas en el país. “Desde el año 2006, el régimen encabezado por Evo Morales, dispuso de enormes cantidades de dinero para obras públicas, pero sus resultados fueron magros, por varias razones. Entre ellas, se puede mencionar que dichas obras generalmente fueron para favorecer a grupos afines al masismo o para vanagloria del caudillo, al extremo de que fue construido un museo para él en Orinoca, el cual ha resultado inútil” (1). El Gas, en la actualidad, tiende a tocar fondo, reduciendo los ingresos al erario nacional. Por ello los problemas económicos se agudizaron. Las exportaciones de gas a mercados vecinos, recordemos, arrojaron, en su momento, más de los 3.000 millones de dólares.
El oro fue capturado por quienes se financian con capitales peruanos, chilenos, colombianos y chinos. Por quienes se constituyeron en testaferros de fuerzas externas. En entreguistas de la riqueza nacional a la voracidad extranjera. Grupos que contribuyeron a lotear el territorio patrio, quemando bosques y destruyendo parques nacionales. Atentando contra la seguridad jurídica y ciudadana. Actitudes que enriquecen a unos cuantos y postergan a quienes piden mejores días. “Esos mineros ya no practican el cooperativismo, sino que son grupos empresariales que, inclusive, logran alianzas con inversionistas foráneos. Por otra parte, a pesar de que logran jugosas ganancias, lo que tributan es irrisorio” (2). He ahí una verdad que a nadie debe molestar. Que no se rasguen las vestiduras quienes promueven esa situación.
Acá, por lo visto, no se ha aprovechado ni se aprovecha los recursos naturales, a favor del engrandecimiento nacional. Ni a favor, particularmente, de gente de escasos recursos económicos. Grupos privilegiados, como en los tiempos del súper estado minero, succionan minerales, como el oro, en connivencia con extraños, para beneficio propio.
En suma: que los gobiernos de turno, en democracia, se aboquen a preservar y defender los recursos naturales, renovables y renovables, y desechen las pretensiones antinacionales, por el bien común.
NOTAS
(1) “Grandes inversiones en obras deficientes”. EL DIARIO, La Paz – Bolivia, 16 de diciembre de 2023.
(2) “El misterio que rodea a concesiones mineras”. EL DIARIO, 11 de diciembre de 2023.