En múltiples ocasiones he mostrado mi simpatía hacia Trump, pero creo que hoy es más necesario que nunca pronunciarse a su favor. Trump, para mí, ha sido el mejor presidente de los Estados Unidos desde Ronald Reagan, lo cual da a entender la gran gestión que ha realizado.
Vale la pena recalcar que Trump ha impulsado la industria americana nacional, ha luchado contra la criminalidad y el caos, ha sido un gran diplomático (Estados Unidos no declaró ni una sola guerra en ese periodo) y, sobre todo, impulsó a su país para competir comercialmente con China. Su único pecado fue “atentar contra la democracia”, según los demócratas y la cúpula de poder tradicional estadounidense.
En un artículo previo ya expliqué mi opinión respecto a las elecciones estadounidenses y de sus posibles resultados fraudulentos, esto debido a que el voto por correo fue el que decidió la elección y que Trump era enemigo de los líderes de las principales instituciones estadounidenses. Hoy, más que nunca, esta “casta” política y los demócratas buscan evitar el contundente triunfo de Trump.
Es impresionante como Biden y el poder judicial tienen el descaro de no permitir a Trump participar en las elecciones primarias en el Estado de Colorado. Esto es un golpe muy fuerte en términos electorales, pero tiene un contexto por detrás, es evidente que Biden y los demócratas temen el triunfo de Trump, que en mi opinión es más que seguro. La gestión Biden ha sido de las peores en la historia de Estados Unidos, es alucinante cómo por culpa de ésta han estallado tantos conflictos políticos y económicos.
Es por ello que tanto Biden, como las vejas esferas de poder no quieren que Trump vuelva a ocupar la “Casa Blanca”, porque le temen, saben lo que capaz de hacer y saben que es el único que puede reformar Estados Unidos para que pueda volver a ser la potencia de antes. Queda claro que el modelo democrático liberal de Estados Unidos está quedando demasiado desgastado, es por eso que un cambio es necesario, el cual fue y es guiado por Trump. Un presidente que para muchos fue autoritario y antidemocrático, pero no creo que haya alguien que no extrañe a Trump, que impuso orden en su país y devolvió la competitividad a las empresas americanas.
Trump fue criticado por muchas de sus acciones o declaraciones, pero yo le pregunto al lector, qué de malo tiene ser nacionalista; es el nacionalismo boliviano lo que necesitamos en nuestra patria para acabar con el funesto Estado Plurinacional y la división de la patria. Qué de malo tiene implementar “mano dura” si tu país se está volviendo tierra de nadie y la criminalidad crece, ¿por qué implementar orden y paz tiene que ser sinónimo de autoritarismo para los políticos “éticos y morales”?
Qué de malo tiene atacar a oponentes políticos que no son más que corruptos e hipócritas. Qué de malo tiene buscar proteccionismo, cuando tus empresas están empezando a ser perjudicadas por el libre comercio. La idea es sacar ventaja del libre comercio, no salir perjudicados. Qué de malo tiene protestar en el capitolio si las elecciones del 2020 fueron las más polémicas e irregulares de la historia. Estamos hablando de elecciones que fueron determinadas por los votos por correo. Qué de malo tiene humillar y atacar a Joe Biden y sus acólitos si no hacen más que destrozar su país. Es este espíritu combativo lo que nos hace falta aquí, esa determinación. Qué de malo tiene luchar contra la inmigración ilegal, si ésta trae crimen y violencia, cosa que está empezando a ocurrir en Bolivia con algunos venezolanos (la inmigración siempre debe ser bienvenida cuando aporte “un gran capital humano”).
Realmente espero que el problema electoral que deberá afrontar Trump en Colorado sea rápidamente resuelto, por el bien de la “democracia” que tanto “defiende” Biden y la Corte suprema. Me queda claro que sólo están usando artimañas judiciales para evitar lo inevitable: el retorno de Donald Trump a la Casa Blanca.