Los recientes hechos de linchamientos a personas, como el que ocurrió el fin de semana en Challapata, ocurren por la poca presencia del Estado en comunidades en las que la Policía no logra establecer el orden, según la opinión de expertos. Los hechos son una violación a la ley y los derechos humanos, que impiden a las personas defenderse a través de un debido proceso.
Respecto a la explicación de por qué suceden estos hechos, los abogados Willy Pérez Russell y Joshua Velasco Coímbra, en contacto con EL DIARIO, ilustraron cómo es que estos actos constituyen una violación de la ley, pese a que están normalizadas bajo “usos y costumbres” de las comunidades.
Las fuentes consultadas recordaron que el Ministerio Público y la Policía Boliviana son las entidades encargadas de velar por la seguridad de la población, y la justicia ordinaria es la que debería, en todo caso, encargarse de garantizar un debido proceso a cada acusado, para que pueda defenderse como ordena la ley.
Al margen de la ley
“En el tema de delitos, la principal entidad es la Fiscalía, ya que es la llamada a atender, como la parte interesada, a salir en defensa de las víctimas, en defensa de la sociedad, ante estos hechos delincuenciales. Con la ayuda de la Policía, deberían ser los docentes encargados de tomar cartas en el asunto”, explicó Velasco.
Sin embargo, la realidad muestra que en muchas localidades alejadas del control estatal, la justicia queda en manos de las propias personas, las cuales ejercen formas de justicia al margen de la ley. Una de ellas es el linchamiento.
“Comúnmente, estos hechos se dan en lugares fronterizos, dispersos o alejados, donde, por lo general, la presencia policial, y peor aún (la) del Ministerio Público, es muy escaza. En ese momento, hay una situación de histeria, de euforia colectiva y de esa manera suceden (los linchamientos)”, afirmó el colegiado.
Velasco considera que, si bien se hacen esfuerzos por parte del Estado, estos no son suficientes para mitigar la acción de las comunidades por fuera de la ley. “Cada vez se trata de mejorar el servicio de estos órganos públicos, de estos órganos de poder del Estado”, expresó.
“Se busca sentar presencia, se busca que las autoridades comunales ayuden en esta tarea de llevar justicia, para evitar linchamientos y el mal uso de la justicia comunitaria, la cual no trata de quitar la vida a otra persona, pero lastimosamente vemos que no alcanza, no es suficiente”, comentó Velasco.
Tierras sin justicia
Para Pérez y Velasco, la causa principal es clara: el Estado, a través de sus instituciones de justicia y orden, está ausente en muchas zonas del país, lo cual da rienda suelta a que las comunidades ejerzan la justicia a su manera.
Velasco recalcó cómo se hace un uso criminal de la justicia comunitaria. “No es nada adecuado quitar la vida a una persona anteponiendo la justicia comunitaria. La esencia de la justicia comunitaria es arreglar y componer las cosas en delitos en que sea posible, para evitar un juicio largo por la vía penal, que muchas veces es costoso y nunca llega a buen puerto”, comentó el abogado.
Por su parte, el colegiado Pérez Russell considera que la práctica se ha extendido incluso a zonas alejadas de las ciudades, y el mal uso de la “justicia comunitaria” ya no ocurre solo en zonas rurales.
“Lastimosamente, estos hechos de linchamiento se dan no solo en las zonas rurales, sino también en barrios alejados de nuestras ciudades”, expresó Pérez, en contacto con EL DIARIO.
Según el colegiado, las comunidades y grupos se excusan en una “malinterpretación de la ley de la justicia comunitaria, para solucionar sus controversias e infracciones”.
“Si bien utilizan los usos y costumbres, están obligados a remitir a los involucrados a la justicia ordinaria (Ministerio Público) si se tratara de un delito tipificado en el Código Penal”, explicó.
Violación de la ley
Pérez explica que estos crímenes son una clara violación de la ley y son un abuso de poder, por varias razones. “Se están violando (la ley y sus derechos), porque se les está negando su derecho al debido proceso y no se está presumiendo su inocencia”, expresó.
“La ley queda al margen, porque no se la está cumpliendo a través de sus órganos, como el Órgano Judicial, la Fiscalía y la Policía. Queda al margen la ley”, explicó.
Por su parte, Velasco coincidió en que la ley queda “en nada”. “Encontrar a los culpables de un linchamiento prácticamente cae en saco roto. (…) No se puede individualizar a los sujetos, por lo que muchas veces no se puede culpar a nadie”, expresó.
Hombre linchado en Challapata
El pasado fin de semana, un hombre de 36 años fue linchado por una turba de más de 150 personas, luego de ser encontrado robando partes de automóviles en Challapata. Tras ser brutalmente agredido, efectivos de la Felcc lograron rescatarlo y llevarlo a un centro hospitalario, aunque lastimosamente perdió la vida en el camino.
“Lo habrían hallado robando autopartes en vehículos que estaban estacionados dentro de la localidad de Challapata”, declaró el fiscal departamental de Oruro, Aldo Morales, quien comentó que se abrirán investigaciones para identificar a los autores del crimen.
Pese a que efectivos de la Fuerza Especial de Lucha Contra el Crimen intentaron detener las agresiones, no lograron evitar que el hombre fuera brutalmente golpeado por la turba enardecida.
Posteriormente, recogieron su humanidad para trasladarlo al hospital San Juan de Dios, donde llegó sin vida, informó el coronel David Valenzuela, director de la Felcc orureña. “Incluso arriesgando su vida lograron rescatar a la persona, pero ya sin signos vitales”, indicó. De acuerdo a informes de la autopsia, la causa de muerte fue traumatismo cráneo encefálico severo.
Turba de 150 personas
Se trataba de “una turba de más de 150 personas quienes le han dado muerte a esta persona. Se ha abierto una investigación por el delito de asesinato”, declaró el fiscal. “Estimamos que en las próximas horas se identificarán a las personas que habrían incitado al linchamiento de este ciudadano”, informó Morales a ANF.
En este sentido, el fiscal de Oruro informó que se analizarán cámaras de seguridad, tanto públicas como privadas, para determinar a los autores de la muerte del hombre, identificado como Álvaro C. P., quien perdió la vida a los 36 años.
Pactos de silencio
Según declaraciones preliminares, cuando los policías de la Fuerza Especial de Lucha Contra el Crimen (Felcc) llegaron al sitio, se encontraron con una red de confusiones y versiones falsas de los sucesos. Los propios habitantes habrían elucubrado tales versiones.
El coronel David Valenzuela, director de la Felcc orureña, explicó que “la actitud de varios comunarios ha sido de ocultar, desviar y desinformar a los policías. (Primero) indicaron que estaba en un lugar; luego, que lo trasladaron a la venta de vehículos. (Hubo) una serie de obstrucciones en la investigación”, declaró.
“Estos pactos de silencio son constantes, porque son crímenes colectivos, los hace un conglomerado de gente”, explica Pérez. “Precisamente por miedo a la justicia ordinaria, se generan estos pactos para que no se encuentre al que ha dado el golpe certero al supuesto delincuente”, dijo en una entrevista a EL DIARIO.
“Los pactos de silencio se realizan para evitar que uno de los comunarios caiga en manos de la justicia ordinaria”, concluyó el colegiado.
Educar y concientizar
Como sociedad civil, Velasco propone que lo importante es la concientización y la educación. “Se debe empezar capacitando a las autoridades originarias y comunales para que, a través de su autoridad, se eviten estos linchamientos, y se dé parte a la Policía y autoridades llamadas por ley”, sugirió.
El colegiado propuso que, más que hacer una ley, que también podría quedar “en saco roto”, lo adecuado es informar a la población, recalcando que “lo que están haciendo no es correcto, que hay otra vía y que la Fiscalía va a ser bastante eficiente en su trabajo”.
En este sentido, también expresó que “la gente ha perdido la confianza en la Policía y en la Fiscalía, y actúa con mano propia”. Sin embargo, subrayó que “hay que darle la seguridad a las personas de que el Estado va a actuar como es debido”.
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