Taiwán celebrará elecciones presidenciales y legislativas el 13 de enero. Son de gran importancia para la estabilidad de las relaciones entre China y Estados Unidos en medio de la actual competencia estratégica entre las dos grandes potencias. Quienquiera que se convierta en el próximo presidente de Taiwán tendrá gran influencia en cuanto a las ambiciones geopolíticas de China en la región y en la mediación de las relaciones entre China y Estados Unidos.
¿Quiénes son los candidatos a la presidencia de Taiwán? La campaña presidencial es una carrera a tres bandas definida principalmente por la posición de los candidatos sobre las relaciones a ambos lados del Estrecho, es decir, cuál debe ser la posición de Taiwán entre China y Estados Unidos. Por un lado, el nacionalista Partido Democrático Progresista (PDP), en el poder desde hace 8 años; por otro, el opositor Kuomintang (KMT), más amigo de Pekín; y, en tercer lugar, la del nuevo partido populista, el Partido Popular de Taiwán (PPT), más centrado en canalizar las quejas internas y estratégicamente más ambiguo sobre la política hacia China.
Las tendencias electorales sugieren un electorado dividido. Por el momento, el partido gobernante, el DPP, parece favorito para ganar la presidencia por un estrecho margen; el KMT se mantiene a una distancia prudencial y aún puede tener posibilidades, sobre todo si juega bien sus cartas en los últimos días, mientras que el TPP tiene potencial para convertirse en el voto decisivo en la próxima legislatura.
Gane quien gane, lo más probable es que, tras las elecciones, Taiwán tenga un nuevo presidente con un mandato electoralmente más débil y se vea limitado por una legislatura en manos de la oposición. Será una situación muy distinta a la de las últimas elecciones de 2020, cuando el DPP fue reelegido con el 57% de los votos presidenciales y una sólida mayoría legislativa.
Desde el punto de vista electoral, la política hacia China suele ser el factor más importante en la hora de decidir las elecciones presidenciales, y en este aspecto los dos principales partidos políticos presentan visiones muy diferentes. Una victoria del KMT implicaría, estratégicamente, unas relaciones más tranquilas entre Taiwán y China, pero podría sembrar la duda entre Taipei y Washington.
Las relaciones de Taiwán con Pekín y Washington suelen ser un juego de suma cero. Los lazos entre Estados Unidos y Taiwán han experimentado importantes avances en los últimos años, incluso en áreas de cooperación en materia de seguridad. En caso de que un gobierno del KMT decida calentar las relaciones con Pekín, tendrá que manejarlo con gran sabiduría y delicadeza para evitar un enfriamiento de los lazos entre Estados Unidos y Taiwán.
Económicamente, el KMT promete acelerar los lazos con China, a pesar de que muchos de los socios comerciales de Taiwán se están diversificando o «desmarcando» de la economía china. El candidato del KMT, Hou Yu-ih, también ha prometido reactivar el Acuerdo de Comercio y Servicios a través del Estrecho (CSSTA, por sus siglas en inglés) de 2013, un acuerdo comercial que pretendía acercar las dos economías, pero que fue recibido con oleadas de protestas por parte de la sociedad taiwanesa y finalmente no fue ratificado por la asamblea legislativa.
En cuanto a la interacción entre los pueblos, el KMT también se compromete a explorar la posibilidad de abrir el mercado laboral taiwanés a los trabajadores de la República Popular, tanto en nombre de la liberalización económica como de la creación de una buena voluntad a ambos lados del Estrecho.
Por el contrario, si gana el DPP lo más probable es que reciba aún más presiones de China. Pekín ha criticado repetidamente por su nombre al candidato del DPP, el actual vicepresidente Lai Ching-te, dejando al DPP con pocas salidas para salvar la cara. Entre otras cosas, cuando Lai visitó Estados Unidos en agosto de 2023, lo calificó de «descarado aprovechamiento de los lazos entre Estados Unidos y Taiwán para perseguir la independencia de iure».
También es probable que se impongan más sanciones económicas contra Taiwán si gana el DPP. Song Tao, director de la oficina de Asuntos de Taiwán, planteó los comicios de Taiwán como una elección no sólo entre «paz o guerra», sino también entre «prosperidad o recesión». Como parte de esa ofensiva económica, China ya ha suspendido parte del tratamiento arancelario preferencial para algunas exportaciones taiwanesas a la República Popular China, posiblemente como una forma de disuadir a los votantes taiwaneses de votar al DPP.
El castigo preventivo contra el DPP también se ha manifestado en una mayor actividad militar china en aguas y en el aire alrededor de Taiwán. Si gana el DPP, hay muchas razones para esperar que estas provocadoras operaciones militares chinas de zona gris continúen, e incluso se intensifiquen.
Los riesgos de una escalada militar aumentan a diario, especialmente porque China parece decidida a seguir intensificando sus maniobras militares cerca de Taiwán, obligando a Estados Unidos y a otros países a lanzar sus propias operaciones de sobrevuelo en las inmediaciones, haciendo más probables los accidentes. Y no sólo una escalada accidental: como Pekín boicotea los canales de comunicación oficiales con el gobierno del DPP, la ausencia de contacto hace aún más probable una escalada.
Convencer a Pekín de que rebaje el tono de su campaña de coerción y contribuya a estabilizar la paz y la estabilidad del Estrecho de Taiwán dependerá de que los partidos políticos taiwaneses consigan victorias convincentes en las próximas elecciones, ya sea el DPP o el KMT. Una victoria contundente del DPP permitiría a Taiwán negociar con Pekín desde una posición de fuerza. También rompería la infame «maldición de los ocho años» de Taiwán, y se convertiría en el primer partido que gana tres mandatos consecutivos en la era democrática de Taiwán.
Esto podría convencer finalmente a Pekín de que el DPP está aquí para quedarse y que los intentos chinos de socavarlo son inútiles. A su vez, esto podría dar a Pekín más incentivos para mostrar mayor flexibilidad y buena voluntad hacia el DPP, con la esperanza de romper el estancamiento. Sin embargo, si el DPP gana la presidencia por un estrecho margen y no logra mantener la mayoría en la asamblea legislativa, Pekín tendrá pocos incentivos para mostrar buena voluntad al DPP, y la tensión seguirá siendo alta.
Por otro lado, una victoria contundente del KMT le daría un mandato interno más fuerte para seguir adelante con su agenda de compromiso económico con su vecino. Esto significa que el KMT podría negociar mejores condiciones con Pekín y que cualquier acuerdo que firme con Pekín tendría más posibilidades de ser aceptado y ratificado por los taiwaneses y el poder legislativo.
En resumen, las elecciones presidenciales y legislativas de Taiwán tienen una gran importancia para la estabilidad general de las relaciones entre Estados Unidos y China y para la cohesión del alineamiento regional Indo-Pacífico. La solución a la inestabilidad regional tiene dos vertientes: Los votantes taiwaneses tienen que dar a su próximo gobierno una victoria convincente para fortalecer su posición en la mesa de negociaciones, y Pekín tiene que apostar por la moderación y el pragmatismo para perseguir sus objetivos con respecto a Taiwán por medios pacíficos en lugar de militares.
Wen-Ti Sung es investigador asociado al Centro Global de China del Atlantic Council y colaborador del proyecto Análisis Sínico en www.cadal.org