domingo, septiembre 1, 2024
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Heladas arruinan los últimos cultivos

Las heladas caídas en las regiones agrícolas del altiplano aymara y valles, han terminado por afectar gravemente los últimos campos donde se cultivaba papa, hisaño, oca y otros tubérculos imprescindibles para centros urbanos de la zona occidental del país. El fenómeno meteorológico cerró en esa forma el ruinoso año agrícola y, a la vez, ha sido otro impacto al slogan que se refiere a la seguridad alimentaria, que desde hace casi veinte años pregonan a tambor batiente organismos agrarios, como el Ministerio de Tierras, Emapa y otros.

De otro lado, las heladas han completado la tarea de arruinar a los campesinos productores. Ese daño se suma a otros que causó durante todo el año la sequía, que ha reducido al mínimo la producción de alimentos, por la carencia de lluvias y la casi desaparición de vertientes y riachuelos que bajan de las cumbres de la cordillera, donde cayeron algunas nevadas que, a lo más, podrían servir para llenar un poco las represas que proveen agua a ciudades como La Paz y Oruro, pero no así a las de Potosí y Cochabamba.

Las recientes sequías inclusive han arruinado cultivos de las zonas húmedas de alrededores del Lago Titicaca, a lugares que ya no producen en suficiente cantidad tubérculos. También la población agrícola del altiplano se ha visto afectada, porque las heladas no sirven para elaborar tunta y, además, se requiere más agua.

La caída reciente de heladas agrava la decadencia de la producción agropecuaria del altiplano y es también resultado de la Ley de Reconducción Comunitaria de la Reforma Agraria del año 2007, dictada por el ex presidente Evo Morales, la que a su vez es repetición de la Ley INRA de Gonzalo Sánchez de Lozada.

Ese proceso sórdido y sostenido de ruina de la agropecuaria del occidente de país, se suma al abandono de sus tierras de millares de campesinos que migran a las ciudades y al exterior. Por ello han sido abandonadas alrededor de 500 mil hectáreas de cultivo y, lo que es aún peor, se mantiene en silencio la burocracia del Estado Plurinacional, demostrando indiferencia e insensibilidad.

Por otro lado, se anuncia a boca llena que el medio rural será industrializado con fábricas de diverso tipo y ayudas técnicas para conseguir la seguridad alimentaria de los bolivianos, pero es una idea imposible de realización, mientras no se resuelva el problema de la tierra en Bolivia.

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