miércoles, julio 24, 2024
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Confiar en la gestión

Fabian Freire

La Real Academia Española (RAE) define a la palabra gestión como la “acción y efecto de administrar”. En términos políticos, vendría a ser el período que cierto partido o líder ha ocupado el poder. La gestión puede ser mala, regular o buena, mucho dependerá de las políticas llevadas a cabo y se mide generalmente por la evolución del PIB, aunque también hay otros factores, como el IDH o la confianza en las instituciones.

Por lo general las gestiones suelen ser malas o regulares, en nuestro continente suelen ser horrendas y bochornosas. La última buena gestión dada en Latinoamérica es la que está llevando a cabo el presidente salvadoreño Armando Bukele, quien más que ser juzgado por sus resultados económicos, debe ser juzgado por sus excelentes resultados combatiendo al crimen. Otra buena gestión fue la de Donald Trump que reactivó a los Estados Unidos, pero le faltó más tiempo para obtener mejores resultados, empero, puso cimientos para el “renacer económico estadounidense”.

En la otra cara de la moneda tenemos a las gestiones malas que abundan en nuestro continente. Empero, las más nefastas vienen siendo las de Luchito Arce (en mi top 5 de los peores presidentes de Bolivia y puede seguir escalando con cada barbaridad que dicta el Ejecutivo, nefasto) y Joe Biden, que es sin duda responsable de las guerras en Europa del Este y en Israel.

Bolivia es un caso especial, en otras palabras, es el peor alumno de la clase si de gestiones se trata. Ha habido muy pocas que pueden ser llamadas buenas y dignas, y las que han obtenido resultados económicos lo han hecho sacrificando el largo plazo, por lo cual no pueden ser tachadas como buenas (primera gestión de Hugo Banzer y los primeros años de Evo Morales). Una gestión se mide generalmente por el PIB, pero también se debe ver qué políticas se está aplicando, pues éstas serán las que cambien el rumbo económico de un país. Muchas políticas económicas pueden tardar en dar resultados, pero si son buenas, se debe confiar en éstas, “confiar en la gestión”.

Es así que para mí; una buena gestión es en la que se logra buenos resultados económicos y se aplica políticas idóneas, generando un crecimiento económico a largo plazo, como hizo Chile con el controversial Augusto Pinochet o China después de la muerte de Mao Tse-Tung. Una buena gestión puede significarle a un país un salto de calidad en todos los aspectos, puede convertirlo de país pobre a país con un gran potencial, puede un país pasar de ser anárquico a uno donde se respete la seguridad jurídica y ciudadana. Es importante enfatizar en lo importante que es una buena gestión, pero también en que se le debe dar tiempo para traer resultados. Una buena gestión para obtener resultados de verdadero cambio y desarrollo real debería (o eso estimo) tener al menos unos 20 años siguiendo el modelo y las políticas adecuadas. En este lapso de tiempo un país podrá obtener resultados de crecimiento económico reales.

En Bolivia han abundado las malas gestiones, causándonos oportunidades perdidas de crecimiento, como con los recursos naturales.

Una buena gestión en nuestro país debería implantar políticas que garanticen el orden, la seguridad ciudadana, que renueve el sistema aduanero y tributario, convierta lo informal en formal, fomente el nacionalismo, dejando a un lado la división “plurinacional”, que solo divide a los bolivianos. Que respete e impulse a la empresa privada nacional, otorgando seguridad jurídica y que renueve nuestras instituciones.

Esta gestión idónea no puede ser corta, debe ser duradera para poder, como dije antes, generar un crecimiento real; no se puede sanar en unos años lo que se ha destruido en siglos, por lo que habrá que tener paciencia con la gestión.

Esperemos que llegue un partido que sí tenga presente qué es lo que necesita nuestro país en lo económico, político y social y sea capaz de llevar a cabo esta gestión.

Que cambie a Bolivia de manera significativa, para que dejemos de ser un país subdesarrollado y nos convirtamos en una potencia regional.

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