martes, agosto 27, 2024
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El problema de magistrados no es de diputados y senadores

Luis Antezana Ergueta

Es relativamente fácil constatar el fracaso de las deliberaciones en el gobierno plurinacional en lo que se refiere a aprobar la fecha de la elección de 26 magistrados que acabaron su mandato, con base en la previa preselección de candidatos por parte de las cámaras parlamentarias, según las curiosas condiciones señaladas por la Constitución Política de 2009.

Diputados y senadores, ministros y viceministros, fiscales, magistrados de los tribunales de Constitución y Electoral y sus dependencias, los poderes Ejecutivo, Judicial y Electoral y la alta jerarquía burocrática del gobierno, todos se encuentran enmarañados en un berenjenal para arreglar la confusión originada por la determinación constitucional que consiste en elegir nuevos magistrados mediante voto popular.

En fin, se trata de un embrollo en el que todos se agarran de los cabellos, se tiran por los suelos, se insultan y dan la imagen de un campo de batalla. A la vez, pareciera que nunca va a ser solucionado el problema creado por la Constitución Política del Estado Plurinacional, que consiste en elegir magistrados en forma directa por voto del pueblo, caso único en la historia mundial.

Ante el fracaso, las acusaciones son por incapacidad, ineficiencia, traición, desestabilizar al gobierno, boicotear el modelo económico, oponerse a la candidatura de Evo Morales y llegar a las manos, sin que ningún sector dé su brazo a torcer. Así, el conflicto ha derivado en guerra de guerrillas entre funcionarios del gobierno, parlamentarios de uno y otro bando, que han perdido la perspectiva histórica.

Esta bullanga hace recordar una moraleja de Esopo, que relata que dos pastores discutían sobre si lo que veían era una jauría de lobos hambrientos y se recriminaban: ¡Que son galgos! No. ¡Que son podencos! y así descuidando el peligro, se les vino encima la jauría que acabó con ovejas y pastores.

En esa forma, actores de este aquelarre no saben por qué y para qué están peleando. No se dan cuenta que no es problema de fondo, sino de procedimiento; es más, están dedicados a los efectos y no las causas. Están dedicados a las ramas, no a lo que causa la bulla. ¿Y cuál es esa causa? Es la CPE que estableció la elección de magistrados mediante voto popular, no otra. Resuelto ese “pequeño” problema, se soluciona todo. El problema no está en los funcionarios del Estado, sino en la Constitución Política.

Efectivamente, el error de la Constitución causa la crisis que provoca desorientación en esta absurda guerrilla entre políticos del oficialismo y de la oposición. Pero, en realidad, no toman en cuenta dónde se encuentra el origen del mal, que es la elección de magistrados por selección de sus allegados y el voto del pueblo, un sistema jamás conocido en todos los tiempos e invención de un alienado mental.

Lo que deberían hacer los contrincantes es dejar de lado asuntos de forma de mínima cuantía y no confundir lo principal con lo secundario. Y, finalmente, reformar la CPE para encontrar una nueva forma a fin de que sean elegidos los magistrados y se garantice que habrá independencia judicial.

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