Uno de los principios del sistema de gobierno y de vida de las sociedades, es el de la libertad de expresión del pensamiento, dentro de la que está la libertad de prensa, pues está informa sobre los acontecimientos que se dan constantemente en la sociedad y además orienta a los lectores a través de la opinión expresada por los “columnistas”, sobre temas diversos que tienen que ver con la vida de la sociedad organizada.
Para que los individuos estén informados y orientados, debe haber una prensa libre, es decir medios de comunicación que no están al servicio del poder político, o de los intereses de grupos de poder, de tal manera que las noticias y opiniones sean en buena medida creíbles, que estén despojadas de intereses que no sean los de la sociedad que debe ser informada, al margen de influencias que pretenden regimentar la opinión pública, a través de la propaganda.
La Declaración Universal de los Derechos Humanos, en sus artículos 18 y 19 determina que toda persona tiene derecho a la libertad de pensamiento, y a la libertad de opinión y expresión. La Carta Democrática Interamericana, en su artículo 4, sostiene que: “Son componentes fundamentales del ejercicio de la democracia, la transparencia de la actividad gubernativa, la probidad (…) y la libertad de expresión y prensa”.
En los regímenes de gobierno autoritarios, como son los populistas, son invertidos importantes recursos económicos en propaganda oficial que, en buena medida, según estudiosos del tema, tienen un contenido falso o de medias verdades, como sostiene Jaime Céspedes Toro en su libro: “La toma del Poder, política y propaganda”. En relación con ésta última, nos dice que la propaganda es: “una técnica amoral, capaz de ser usada con la misma eficiencia a favor o en contra de algo, para bien o para mal (…). Aprovecha o crea inquietud social, para facilitar sus fines. La exageración es el ingrediente con el que la propaganda da sabor a la verdad. La propaganda puede violar conciencias con una cobertura seductora de frases”.
El régimen del Nacional Socialismo (Nazismo) de Adolfo Hitler, creó el Ministerio de Propaganda, a cargo de Joseph Goebbels, para encandilar al pueblo alemán, con las virtudes del “nazismo” y con tal eficacia que, aun cuando las tropas de la Unión Soviética, por un lado, y las de los aliados, por otro avanzaban sobre Berlín, la propaganda persistía, afirmando que con la producción de novedosas armas se frenaría el avance enemigo y lo derrotarían. Goebbels sentenció: “miente, miente, que esas mentiras se convertirán en verdades”.
El actual régimen de gobierno, que está 18 años en el ejercicio del poder, gasta enorme cantidad de recursos económicos en propaganda, que anualmente se acerca a los cien millones de dólares y en tiempos electorales superan ese monto. El objetivo de la propaganda es influir en la opinión de la ciudadanía, sobre las políticas y conductas del gobierno, de tal manera de contar con el apoyo de la sociedad, o neutralizar el descontento. De ahí esa persistente propaganda de: estamos bien, seguimos avanzando, somos la mejor economía del área, etc.
El diputado Héctor Arce, del grupo “evista”, convertido en eficaz opositor, ha denunciado hace poco que el gobierno paga elevados montos de dinero a algunos medios de comunicación televisiva y escrita, señalando a los señores Arias y Moldiz como algunos de los beneficiarios. Mientras son gastados elevados montos en propaganda, los hospitales públicos siguen abarrotados de pacientes y los insumos y medicamentos son desconocidos.
Parece que para el grupo gobernante, es más importante el permanecer en el poder, que la salud del pueblo, que una educación que nos lleve al desarrollo y progreso, que certidumbre en el futuro, que evitar la migración de compatriotas a otros países, en busca de mejores, perspectivas de vida; que lograr la unidad del pueblo en torno a programas de gobierno serios, y no fomentar la división y enfrentamiento, ya no entre clase sociales, sino entre supuestos grupos étnicos originarios, unos y advenedizos, otros; entre la rica cultura occidental racionalista, positivista, de contenido filosófico extraordinario, y el anti patriarcalismo y anti colonialismo ya superados. China, pese a su importante cultura ancestral, se ha occidentalizado, camino que siguen casi todos los países del mundo.
Hace unos meses ha salido de circulación el colega matutino independiente Página 7, así como otros medios de comunicación independientes en el país, lo que resulta un lamentable deterioro de la libertad de información y, por supuesto, de la vida democrática, pues la prensa libre, debe evitar el uniformar el pensamiento y expresar libremente el mismo, pues “sin prensa libre no hay democracia”.
El autor es Abogado, Politólogo, escritor y docente universitario.