domingo, julio 7, 2024
InicioSeccionesOpiniónLos berrinches de Evo

Los berrinches de Evo

Claudia Herbas Flores

Cual si fuera una “wawa” (bebé) que llora por su juguete, así está actuando Evo Morales Aima, expresidente del Estado Plurinacional de Bolivia, al instruir a sus bases que bloqueen en las carreteras interdepartamentales desde el 22 de enero, porque el Tribunal Supremo Electoral resolvió que ya no procede que se postule nuevamente como candidato a la presidencia en las elecciones generales de 2025.

Evo, toma estas palabras como una reflexión muy profunda de lo que está pasando en el país, porque tienes que entrar en conciencia y no en la tozudez de querer volver a gobernar, si ya tuviste tu tiempo con 3 gestiones presidenciales desde el 2006 hasta el 2019. Trece años en la silla presidencial, es tiempo suficiente. Es hora de dar paso a sangre nueva y con otros aires y energías.

Bolivia como un esclavo ha sido víctima de ambiciones de grupos de poder de otros países, desde la colonia; ha perdido inmensas extensiones de territorio y recursos naturales como el petróleo, el agua, territorio marítimo, el oro, la plata y ha tenido a su gente sumida en la frustración. Millones de mujeres y hombres son observadores pasivos de los hechos de la historia, hijos, nietos y bisnietos de grandes personajes, soldados de la Guerra del Chaco que ofrendaron sus vidas y campesinos que quieren otro país, con mejores días, porque cada día el barco se hunde más y más.

Bajo esa lógica de que el país ha pasado por penurias, tristezas y grandes amarguras porque no nos han dado un trato justo esos oligarcas ambiciosos o gobiernos del extranjero, en el Siglo XXI se presenta un fenómeno para cambiar el sistema político, del capitalismo al socialismo. Un socialismo que era la esperanza de miles y dime tú, Evo, ¿se ha cumplido?

Bolivia no es Cuba, un país donde Fidel Castro se ha enriquecido a costa de los pobres, porque vivía como una estrella de Hollywood, comiendo caviar y tomando whisky, mientras los humildes… sin un pan para llevar a la boca, echando por la borda su falso discurso de velar por el bien común. Ese país muestra su cara bonita y pintada para el turismo, pero entrando en sus arterias y venas profundas parece un barrio del holocausto que se cae a pedazos.

Viendo que Bolivia ha sido un pueblo enfermo, Evo, dale el remedio para sanar sus heridas y eso pasa porque recapacites sobre tu actuar, primero como ser humano, luego como ex presidente, como padre y dirigente social, pero de esos que es digno recordarlos.

Qué pasa ahora, que te echas a llorar como una wawa por su mamadera, zapateando como un niño rebelde que quiere otra vez postularse para ser Presidente. Claro, para ello les das calda a los sectores campesinos y sociales para que te apoyen bloqueando caminos y perjudicando a empresarios, pasajeros, comerciantes y transportistas. Los policías fueron golpeados por sus propios hermanos lugareños y hasta un chofer falleció por el estrés. Millonarias son las pérdidas económicas, encima de que la economía está a las “patadas”.

Yo quisiera que nos volvamos a ver frente a frente, como esa vez cuando tú eras diputado, y en la Federación de Fabriles de Cochabamba, cuando acompañaba a una comitiva porque justamente habías iniciado bloqueos en la ruta Cochabamba – Chapare y los plátanos, palmitos y piñas no salían a la Argentina. Nos dijiste: ¿Saben qué comía de niño? Arroz con agua y salía a pastear a mis ovejas en el altiplano. En ese rato mi corazón se hizo un “chuño” y después decía “qué hombre tan sufrido”. Pasaron décadas y te has transformado en lo que no queríamos.

Evo, por favor, haz desbloquear esos caminos y no te portes como un niño rebelde. Haz las cosas como deben ser y no sigas desobedeciendo a la ley del hombre y a los mandamientos de Dios. Te juro que, si fuera tu mamá, te daría con “Kimsacharaña” en tus canillas por tu bien, porque a los hijos que no hacen caso a sus padres hay que aplicarles la disciplina, que es lo que a estas nuevas generaciones les hace falta, también.

Haz honor a la raza de bronce del altiplano que desde los incas se ha regido por leyes sagradas del buen comportamiento y un código de respeto al dios Sol Inti y a la Pachamama, que sabes que son deidades divinas con las que no se juega.

 

La autora es Comunicadora Social y escritora.

ARTÍCULOS RELACIONADOS
- Advertisment -

MÁS POPULARES