La Fundación Jubileo informó que la escasez de carburantes en el país no tiene que ver con el bloqueo “evista”, sino con la caída en la producción de hidrocarburos en 50% desde hace ocho años, y alertó que esta situación será mayor con el paso de los años porque Bolivia importa los derivados de los hidrocarburos de países vecinos.
“Hay problemas estructurales de fondo que trascienden mucho más allá de cualquier problema de bloqueo (carretero)”, aseguró a Brújula Digital el investigador en Energía e Hidrocarburos, Raúl Velásquez, de la Fundación Jubileo. “El problema estructural radica en que la producción de hidrocarburos, tanto de gas natural como de hidrocarburos líquidos, viene cayendo en los últimos ocho años, en particular, la producción de hidrocarburos líquidos ha caído un 50%”.
Al menos en la ciudad de La Paz y en otras del occidente, donde no hay bloqueo de carreteras, se observan largas filas de vehículos en las estaciones de servicio que cargan gasolina o diésel. La analista Ximena Costa dijo que la falta de carburantes es atribuida por el Gobierno al bloqueo vial. “Es para desentenderse y culpar que no hay, una vieja estrategia”.
El lunes 29 de enero, el director ejecutivo de la Agencia Nacional de Hidrocarburos (ANH), Germán Jiménez, informó en conferencia de prensa que se hace “todos los esfuerzos para garantizar el abastecimiento del mercado interno”, sugirió adquirir el carburante solo si se necesita y anunció que se efectúa el “abastecimiento controlado”.
“Tenemos un abastecimiento controlado. Estamos haciendo todos los esfuerzos para garantizar el abastecimiento al mercado interno. No es necesario que nuestra población acuda a nuestras estaciones de servicio cuando no necesitan el carburante”, informó Jiménez.
Hace una década se producía 60 millones de metros cúbicos diarios de gas natural, cifra que cayó a alrededor de 35 millones en la actualidad. “Esto nos obliga a importar cada vez más combustibles. Esta caída en la producción de líquidos le obliga al país a importar cada vez más combustibles”, dijo Velásquez.
Hace 10 años la exportación bordeaba los 6.600 millones de dólares y la importación no superaba los 1.150 millones de dólares de gasolina y diésel. En 2023 el país exportó unos 3.000 millones de dólares de gas, pero importó alrededor de 4.200 millones de dólares por gasolina y diésel.
“Entonces, hay problemas estructurales de fondo que trascienden mucho más allá a cualquier problema de bloqueo (de carreteras). De hecho, si revisamos y recordamos un poco lo que estaba ocurriendo en noviembre y diciembre (2023), ya se realizaban denuncias de filas en gasolineras, en estaciones de servicio, tanto en La Paz como en Santa Cruz y Cochabamba”, dijo el experto en Energía e Hidrocarburos.
Velásquez anticipó que una vez que se levanten los bloqueos de carreteras, el problema de la falta de carburantes continuará en el país. “Es un problema que está latente, creo yo, más allá del tema específico o muy puntual de los bloqueos. De pronto, si los bloqueos se solucionasen, seguiríamos arrastrando el mismo problema porque ya lo hemos visto así en diciembre, en noviembre, particularmente del año pasado”.
El experto de Jubileo explicó que, en el caso de la gasolina, “aproximadamente un 50% de la gasolina que se consume en el mercado interno es de producción nacional” y un “50% viene de la importación”.
En el caso del diésel, prosiguió, “la situación es un poquito más dramática”, pues “cerca del 80% del consumo nacional viene de la importación y el 20% de la producción nacional”. Insistió que esta situación “es el resultado de la caída en la producción de hidrocarburos en el país, que viene desde el 2015 a nivel general, tanto en gas como en líquidos”.
Velásquez recordó que la caída en la producción data de 2005, seguida por una subvención ascendente por año que pasa. “Desde agosto de 2004 está vigente en Bolivia una política de subvención, pero que congeló el precio del barril de petróleo en 27 dólares con 11 centavos. Y claro, si usted se pone en los zapatos de una petrolera extranjera, ¿dónde preferiría invertir? ¿En Bolivia, donde le van a pagar 27 dólares con 11 centavos? ¿O en Vaca Muerta (Argentina), donde le van a pagar cerca de 80 dólares? ¿O en Colombia, donde le van a pagar 78 dólares el barril? Con seguridad que va a ir a invertir al exterior”.
Ante la falta de inversión en nuevos yacimientos de hidrocarburos, el experto proyectó una posible tendencia que consiste en aumentar el porcentaje de la importación, pues las inversiones en el sector demandan es a largo plazo para cosechar las inversiones.
“Así va a ser, va por ahí la tendencia. El sector hidrocarburos es un sector de largo plazo y, lamentablemente, es una condición que se tiene a nivel mundial. Entonces, lo que hoy está cosechando el país, estos problemas que estamos viendo (filas e importación de carburantes), son el resultado de las políticas hidrocarburíferas que se han implementado en Bolivia en los últimos 18 años. Ese es el resultado, es el que estamos viendo hoy y si decidimos, finalmente, ponernos de acuerdo como país y logramos una nueva política hidrocarburífera que corrija estos problemas estructurales, demandará tiempo”, dijo Velásquez.
El investigador en temas de Energía e Hidrocarburos afirmó que las filas en las estaciones de servicio no desaparecerán, porque el país hasta ahora depende de la importación de gasolina y diésel con una producción nacional descendente.
“Los cambios también los vamos a ver de aquí a cinco o diez años hacia adelante, entonces en el corto o incluso mediano plazo es muy difícil poder remontar la situación que tenía el país anteriormente, porque por las características mismas de la actividad exploratoria no es algo que se pueda hacer de la noche a la mañana, sino que toma tiempo”.
El pasado 26 de enero, el ministro de Hidrocarburos y Energías, Franklin Molina, pidió “a los grupos movilizados que permitan la transitabilidad” de las cisternas. De 1.054 cisternas que transitan por las carreteras hacia distintas regiones, más de un centenar estaban paradas en los puntos de bloqueo del trópico de Cochabamba, y 260 corren el riesgo de quedar en similar situación en otras zonas de conflicto, por lo que se buscan rutas alternas para llegar a destino.
El director ejecutivo de la ANH, Germán Jiménez, dijo: “Tenemos más de 100 cisternas que están varadas. Estas cien cisternas equivalen más de 3,5 millones de litros que comprometen algunas regiones o municipios donde tienen que llegar estos combustibles”. (Brújula Digital)