domingo, julio 7, 2024
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El traidor hablándose ante el espejo

Jorge Lizárraga T.

Para nadie es desconocido que el ex mandatario Evo Morales llegó al poder si bien por elección directa, también por una serie de maniobras que hoy (caso Rocha) nos da a entender que nada fue casualidad sino causalidad.

Una vez en el poder, el ex mandatario del Estado se comprometió a que su trabajo y esfuerzo estarán encaminados a que Bolivia sea otra, sea diferente y claramente fue así: durante los primeros años de bonanza económica, precios altos de los commodities y un orden sin igual en el contexto internacional, hicieron que las promesas erigidas poco a poco se vayan acomodando, según la constitución de la asamblea constituyente, la elección posterior, la conformación del mas de 2/3 en la Asamblea Legislativa y de la mano con diferentes personajes, Bolivia comience a salir de las penumbras y al fin sea escuchada incluso en el contexto internacional. Bolivia comenzó a ser otra.

A pesar de esta alegórica circunstancia, es claro que el poder enceguece, hace más débiles a los fuertes y más fuertes a quienes se erigieron como mandatarios del país con apoyo popular, no obstante, nada es eterno y en los malos momentos se conoce a las personas, se dice y efectivamente fue así.

Comenzaron las denuncias de corrupción y legitimación de ganancias ilícitas, cómo no recordar el caso del Fondo indígena y las obras fantasmas, CAMC, barcazas chinas, camiones aduaneros, Quiborax, auge del narcotráfico, air catering y muchos más sin responsables de alta alcurnia hasta la fecha; nepotismo en cancillería, en la época de Huanacuni y lo que la gente conoce, entre muchos casos más.

Sin embargo la historia real del endemoniado poder de Estado comienza en realidad el 21/2/16, cuando con el 99,7% de los votos escrutados el «No» obtenía el 51,3% frente al 48,7% que lograba el «Sí» en aquella consulta popular a los bolivianos, donde se preguntaba si estaban de acuerdo con modificar su Constitución para que Morales se postulara de nuevo en los comicios generales de 2019. Y a pesar de que declaró que respetaría la decisión del pueblo, lo que hizo fue lo contrario, apelando incluso al TCP hoy criticado, pero otrora fieles perros domesticados que le movían la cola.

No obstante, su final comienza el 20/10/19 con el recordado fraude más escandaloso de la historia, su salida del país. Y como un padre de familia irresponsable, falto de honor y decoro decide retirarse de Bolivia, huyendo a México, su segundo hogar luego del Chapare, sin siquiera pelear por su familia hasta el final y poner el pecho a cualquier bala que pudiera haber. Y a pesar de eso, comienza a descalificar a las personas que incluso permitieron su retorno al país con un costo alto y que solo se revelará en los próximos comicios y ahora acusándolos de neoliberales, traidores o cobardes e incluso dictadores. Es cuando nos damos cuenta que el traidor está hablándose a sí mismo ante el espejo, ¿o no?

Lo curioso de todo lo que manifiesta el ex mandatario es que, en vez de dar un paso al costado, reconocer que el país se lo agradece, pero ya fue suficiente y seguir en la lucha por un país mejor, incluso candidatear en su feudo natural, bien como gobernador o alcalde, prefiere la lucha frontal, poniendo en riesgo al país y su población y lo que es más importante, probablemente echar por la borda los 15 años de trabajo en pro y beneficio de los oprimidos, desconocidos, humillados. Morales en vez de proyectar nuevos rostros e innovadoras ideas, lo que pretende es afianzarse en el poder, por su angurria, decidiendo atacar a quienes hoy luchan para que el modelo continúe, apelando a la vieja politiquería que por error u omisión lo hizo, quien cree que podrá ser, pero lo que se sabe es que comete muchos errores, pero otra vez él, no le cree ni Mandrake.

 

El autor es abogado PhD.

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