miércoles, julio 24, 2024
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¿Estudiante reprobado en varias materias?

Ernesto González Valdés

Parte I

Cuando un hijo o hija trae a casa el boletín de notas plagado de números por debajo de la nota mínima, señal de desaprobación –sobre todo en secundaria– cualquier padre o madre, posiblemente se disguste. ¿Es entonces el mejor momento para solucionar el problema? ¿Son buenas las soluciones drásticas e inmediatas?
Resulta evidente que la familia en general, desea que nuestros hijos e hijas obtengan resultados satisfactorios o excelentes, pero a veces, esto no es posible. ¿Qué podemos hacer los padres y madres entonces?
¿Los grandes castigos? Muchos padres y madres al recibir un informe académico desfavorable reaccionan amenazando a su hijo. Un padre que recurre a estos procedimientos, posiblemente no suele preocuparse por su hijo durante el período que abarca la evaluación (mensual o bimensual) y se limita a llevarse el gran disgusto cuando llega la libreta con las notas. Es decir, a la escuela se va cuando hay citación, cuando no, para el padre o madre la escuela no existe, es más (y por supuesto erróneo), considera que la escuela debe encargarse de “eso”.
Evidentemente, los castigos y hasta los gritos no son la manera más adecuada para encontrar las causas del fracaso y, por lo general, al llegar el siguiente informe, se repite la misma escena. Cuando esta situación es reiterativa, el estudiante se acostumbra a ella, aguanta con más o menos estoicismo los regaños de los padres, y al día siguiente sigue la vida como si nada. Lo triste es que la situación académica no mejora y la relación familiar se deteriora poco a poco.
Expresiones como: «Eres un vago», «nada harás en la vida», «qué tonto eres», «si yo hubiera tenido tus oportunidades…», y otras lindezas de este estilo no suelen dar buenos resultados, al menos en el plano personal, porque solo humillan, no implican soluciones.
Normalmente, si el estudiante no tiene motivación para estudiar es por algo. Decir que es un vago es lo más fácil, pero lo menos eficaz porque, frecuentemente, no es cuestión de querer, sino de poder.
¿Qué se puede hacer ante el cúmulo de notas que indican que el estudiante está reprobado? De haber una comunicación fluida, sincera entre padres e hijos, aceptando los hechos por parte de todos, en especial de papá y mamá, se podrá identificar las causas y posibles soluciones.
Es importante que padres y madres escuchen a sus hijos. Seguro que éstos tienen muchas razones por las que no les va bien en los estudios. No se debe evaluar los motivos sobre la marcha, ni darles sermones, ni decir que son excusas baratas. Es el momento de leer entre líneas los mensajes que el hijo envía, a veces camuflados, para tratar de averiguar por qué no le gusta estudiar. Y tal vez escuchar será el factor preponderante para que mejoren sus notas.

El autor es Licenciado en Ciencias Pedagógicas.

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