miércoles, julio 24, 2024
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¡Viva la libertad! Pero con la mano visible del Estado

Sergio Pablo Garnica Pantoja

La raigambre del pensamiento liberal se remonta al último tercio del siglo 18, durante los albores de la primera revolución industrial, la revolución científica, la independencia de las 13 colonias británicas y la Revolución francesa. Estos hechos surgieron como respuesta al pensamiento económico vigente hasta ese entonces, la escuela del pensamiento “mercantilista”; al menos podemos citar dos contradicciones entre éste último y el naciente pensamiento liberal clásico.
La primera ruptura, y evidente, es el rol de Estado en la economía, mientras los mercantilistas abogaban por un Estado grande que mediante leyes favorezca al mercader, los liberales clásicos proponían la reducción, casi anulación, del Estado en la economía, surgiendo el concepto de la “mano invisible”, una fuerza etérea que empujaba a los individuos a realizar el bien común cuando éstos buscaban su propio bienestar. La idea transversal detrás de este concepto era la competencia. La segunda ruptura es la visión acerca del comercio internacional, mientras los mercantilistas veían el comercio internacional como un juego “suma cero”, es decir, la pérdida de mi contrincante es mi ganancia, los liberales clásicos la veían como un juego ganar-ganar, es decir, que todos se favorecían de la libertad en el comercio, bajo dos premisas: la especialización y la competencia.
La preminencia del pensamiento liberal moldeó el desarrollo de la Inglaterra victoriana o la estadounidense post guerra de secesión, pero sobre todo dejó una tierra fértil para el surgimiento de nuevas líneas del pensamiento, posiblemente una de las más fecundas: la escuela austriaca y la idea de los equilibrios del mercado competitivo.
Hoy, más de dos siglos después, vuelven a surgir con fuerza las ideas liberales como respuesta al excesivo estatismo en países que están atravesando crisis económica, política y/o social. ¿Pero reducir al Estado a su mínima intervención y dejar que opere la mano invisible, es condición suficiente y necesaria para el desarrollo?
Después de años de evolución de teoría económica deberíamos tener dos cosas claras: uno, los equilibrios simultáneos y mercados competitivos no son más que abstracciones matemáticas, no todo se resuelve con la interacción libre de los individuos en el mercado; dos, existen fallas de mercado tan comunes que en lugar de fallas tendrían que ser llamadas realidades de mercado. Nos concentraremos en tres de ellas, con ejemplos.
Los bienes públicos, son bienes no provistos por el mercado por sus dos características, uno, no se puede excluir a nadie de su uso y goce, dos, son bienes no rivales, el mayor uso o goce del bien no impide que otra persona lo disfrute; por ejemplo, impartir justicia o el aire limpio asociado al cuidado de la naturaleza.
Las externalidades negativas, por ejemplo, la minería aurífera que está matando nuestros ríos en el norte de La Paz o la coca del Chapare destinada al narcotráfico que también destruye biodiversidad, en ambos ejemplos el libre mercado y la opacidad de nuestras autoridades permiten esta destrucción.
La información asimétrica, piense en el ex-banco en intervención Fassil, cuando captaron clientes esas personas no sabían de los problemas de liquidez o rentabilidad que atravesaba la entidad, solo miraban una fuerte expansión en cartera y sorteos millonarios, nuevamente el libre mercado y la incapacidad de los reguladores fallaron.
En los tres ejemplos es necesaria la intervención del Estado, que en el país exista desinstitucionalidad es otra cosa, la regulación de los mercados es necesaria cuando el mercado y los intereses personales desbordan el bien común; ni hablar cuando el mercado es el encargado de la distribución de la riqueza, y no hablo de bonos o subsidios, sino de igualar oportunidades a través de la educación en su amplio espectro.
La libertad es una condición necesaria, pero no suficiente para el desarrollo, así que: ¡Viva la libertad! Pero con la mano visible del Estado.

El autor es Analista Económico y Financiero.

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