Con voluntad política y predisposición se puede construir puentes de amistad y entendimiento, con fines constructivos, de cara al futuro. Inclusive se puede cambiar, el rumbo de la historia. En servicio de la paz, la tranquilidad y el bienestar nacional. Lo fundamental, para ello es el acercamiento, el intercambio de inquietudes y el debate respectivo, para lograr objetivos de interés común.
Con acercamiento, entre partes, se puede construir Patria, un venidero mejor para futuras generaciones. Sin imposiciones y obviando, en todo caso, las diferencias político ideológicas, que confrontan e indisponen. Deponiendo actitudes mezquinas, con el propósito de asumir acuerdos patrióticos. Actuando con humildad, para abrir la mente en busca de consensos. Sin pretender doblar el brazo a nadie, en particular. En beneficio solamente de una población de más de once millones de habitantes. Sin preferencias para el oriente ni el occidente, sino para este jirón patrio que nos cobijará cuando hayamos cerrado los ojos.
No es necesario, en este marco, plantear “ideas geniales” ni la presencia de “salvadores de pacotilla”. Lo primordial es el entendimiento, que arroje acuerdos para avanzar. Que incentive el trabajo por el bien común. Al margen de todas las cosas menudas e interesadas. Sin publicidad. Con trabajo silencioso, sin bombos ni platillos, siempre será fructífero para el país.
El objetivo supremo debería ser siempre el destino de la Patria, que nos legaron nuestros antecesores. La difícil situación de la población, inmersa en una profunda crisis económica. Con trabajadores que exigen incremento en sus salarios, ante la pérdida del poder adquisitivo de los mismos. Con jubilados que perciben irrisorias rentas. Con informales que viven al día. Con desocupados que se multiplican, día que pasa. Con personas necesitadas, que apenas adquieren sus alimentos. Con respeto, con una mirada optimista y ecuanimidad, básicamente, se podría abordar todos los temas coyunturales, que preocupan, en la hora presente, a la ciudadanía.
En consecuencia: que el encuentro entre públicos y privados, pocas veces visto en los últimos tiempos, genere resultados beneficiosos, de largo alcance, para el país, en tiempos del populismo en declive. Que no se haya registrado, bajo el influjo de la emotividad. Que ambos contribuyan con sus esfuerzos para solucionar, lo antes posible, los problemas económicos que aquejan a Bolivia.
“Como Cámara Nacional de Comercio estamos proponiendo al Gobierno Nacional un Gran Pacto Público Privado por la Reactivación de la Economía y el Empleo que le genere mayor certidumbre sobre el futuro a todos los bolivianos”, decía ese sector, hace aproximadamente tres años (*). El deseo parece cumplirse, de una u otra manera.
En suma: ojalá el encuentro público – privado, que se llevó a cabo hace poco, dé los frutos que esperaba el país, golpeado por la crisis económica, que es reflejo del agotamiento de nuestro gas.
(*) “Cámara de Comercio cumple 131 aniversario con nuevos desafíos”. EL DIARIO, La Paz – Bolivia, 15 de enero de 2021.