Siempre he pensado que lo que uno se proponga en la vida puede cumplirlo, o al menos quedar cerca de ello, a pesar de los giros que puedan surgir a lo largo de la misma, pues no siempre las cosas salen bien, y a veces mejor de lo que uno pensaba. Aunque hay quienes consideran, y lo respeto, que todo puede quedar a voluntad de un culto, un principio, un criterio, pero lo cierto es que el estudio es herramienta imprescindible para hacer realidad nuestros sueños.
Son reales las desigualdades sociales, pero hay muchas historias que contar, donde no todos los que, de alguna forma u otra, tienen mayores facilidades para el estudio, han sido los más exitosos, por el contrario, personas de escasos recursos, que entraron inclusive tarde a la escuela, han logrado ser excelentes profesionales. ¿Cómo lograrlo? Por supuesto, se puede hallar soluciones.
En ocasiones me preocupa que algunas personas (adultas) se encierren en sí mismas cuando se ven sin comida ni ropa, y no encuentran trabajo. Sin embargo, podrían planificar o definir prioridades para ahorrar sus centavos poco a poco, para invertirlos en algún curso para él o ella o algunos de sus hijos o hijas, a fin de obtener formación al menos básica para lograr los primeros frutos.
No queda duda que cuando aprieta el “cinturón”, hay que buscar hasta donde no hay, por supuesto de forma honrada, tal vez contando hasta cuántas cucharadas de atol o de frijoles más se le va a proporcionar al “cumiche” (*), mientras que el resto se sacrifica.
Difícilmente todos y todas tendremos de todo, y quienes lo logran es por esa palabra también mágica, que es el sacrificio. Por lo visto, no he descubierto el “agua helada”, porque muchos lo hacemos, pero hay que pensar cuando el “sacrificio” está en gastar en cigarrillos, bebidas (artículos que han sido gravados con precios exorbitantes como medida para evitar su consumo).
¿Qué decir de la bebida (ron) de mayor reconocimiento en el país? Hagamos un ejercicio ficticio en cuanto a cifras para una persona que tenga estas ¿costumbres, vicios, hábitos? y sacar cuenta: 600 pesos en cigarro (al mes), más unas 6 cervezas cada viernes (siendo conservador y que la persona solo paga las suyas, sin invitar a alguien), ya serían unos 408 pesos al mes; pero si el domingo desea celebrarlo con una botella de su licor preferido (son 520 pesos al mes) para un gran total de 1.528 pesos, equivalente en muchas ocasiones a la mitad de un salario. Ese monto, además de mejorar su salud, úselo para estudiar usted o algunos de sus familiares.
Lo invito a hacer la prueba: Resulta mucho más halagador ver a un hijo suyo graduarse, que enfermarse o perder los estribos como producto de los “beneficios del alcohol” para usted, como padre de familia.
(*) Cumiche: Hijo menor de una familia. Llamado así en América central.
El autor es Licenciado en Ciencias Pedagógicas.