martes, septiembre 3, 2024
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Tener credibilidad es muy importante

Un valor esencial que el individuo tiene que conservar es la credibilidad, pues de no hacerlo sobreviene el desprestigio y la pérdida de respeto y valoración, cualquiera sea su lugar en la sociedad. Pero es una tarea cotidiana y tiene que ver con la conciencia. Es tan frágil que cualquier mal comportamiento puede implicar una sanción moral que puede durar de por vida. Y se puede perder la credibilidad cuando se miente o se oculta la verdad. En este caso, depende de la magnitud de lo que se oculta. En la vida común es frecuente recurrir a pequeñas mentiras por banalidades. Pero cuando ocurre en el ámbito público, su alcance adquiere proporciones mayores y, en algunos casos, dañinas.
La situación empeora cuando se trata de gobernantes, como el expresidente Evo Morales, quien durante su gobierno convocó a un referéndum para obtener respaldo popular y así ser reelegido. Entonces dijo que respetaría el resultado de dicha consulta popular. Pero como no le fue favorable, hizo caso omiso y siguió con su afán de permanecer en el poder, obteniendo de manera dudosa una sentencia judicial que consideraba que es un “derecho humano” la reelección. Tal conducta de Morales ocasionó la insurrección popular del 21F, que dejó un saldo de muertos y heridos, tanto de oficialistas como opositores.
Otros ministros masistas, en diferentes circunstancias, lanzaron declaraciones en sentido, por ejemplo, de que la economía de Bolivia estaba “blindada”, que teníamos un “mar de gas” y, recientemente, que la escasez de dólares se produce “por la especulación”, que se ha reducido el desempleo, sin reparar en que desaparecen los empleos formales y prevalecen las ocupaciones informales, precarias y temporales. Mucho más se podría decir de actitudes y declaraciones que restan credibilidad a los gobernantes. Sin embargo, esta falta de sinceridad o sapiencia de autoridades no queda en el plano individual, sino que resta credibilidad a las instituciones a las que pertenecen.
Por ello, los datos económicos oficiales son difíciles de creer, cuando el ciudadano común advierte un constante aumento de precios de artículos de la canasta familiar. Y se mantienen los precios de algunos productos, pero baja su calidad y tamaño.
En el caso del reciente Censo 2024, se ha observado varios problemas que debieron ser atendidos previamente, como las delimitaciones territoriales, que ocasionaron que algunas poblaciones no sean censadas y otras han recurrido a bloqueos de caminos para expresar su descontento. También el Censo ha dependido de la buena voluntad y honradez de los habitantes del país, lo que deja dudas sobre los datos recabados. Sin olvidar que quienes poseen propiedades en zonas rurales, fueron obligados a trasladarse allí para ser censados, además de acarreo de gente a municipios que no querían perder presupuesto.
Por todo ello, la pérdida de credibilidad, a nivel individual o institucional, origina desconfianza en la población y resta respaldo a quienes están en función de gobierno y a las entidades a las que pertenecen.

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