El cocalero Morales tiene sus intereses muy claros. Estuvo en Perú en calidad de Jefe de Estado, codeándose con un rey y cinco presidentes, mientras Luis Arce miraba desde los pasillos, pero sólo se ocupó de la coca.
Hubiera podido hacer alguna gestión a favor de Bolivia con los presidentes de Perú, Chile, Ecuador, Colombia, Argentina y el Rey Felipe VI, pero decidió hablar solamente con los cocaleros peruanos para proponerle la creación del Consejo Andino de la Coca.
Es todo lo que le interesa, la coca. Los bolivianos y sus problemas no le interesan. Nunca le interesaron. Cuando entró a la política tenía muy clara la idea: debía lograr que los cocales de Chapare dejen de ser ilegales. Y a eso se dedicó con cuerpo y alma, lo que le obligó a hacer de comandante capaz de ordenar la ejecución de intrusos o la expulsión de organizaciones que se proponían controlar los cultivos.
Hasta que finalmente hizo aprobar con sus parlamentarios una nueva ley de la coca por la que se duplicó la extensión autorizada, lo que es una broma, pues todos sabemos que los cultivos cubren cuatro o cinco veces más hectáreas de lo que se informa. Los únicos que saben la verdad son los norteamericanos que conocen los resultados de las mediciones hechas desde el satélite.
Tan grande es la diferencia entre las cifras que se usan en los informes oficiales y la realidad que en este momento se dice que los cultivos llegan a 25.000 hectáreas, pero en realidad están por encima de las 60.000. De otra forma no se explicaría cómo es que Argentina, sin tener una sola planta de coca, sea el cuarto exportador de cocaína de Sudamérica. La pasta base que se produce en Chapare es enviada a Argentina, donde se convierte en clorhidrato y es reexportada a los mercados del Atlántico.
Y se hurgamos más, habría que explicar cómo es que Venezuela también participa en el negocio, usando la pasta de Colombia y del Chapare.
En suma, que el cocalero Morales es un potentado cuyos intereses llegan a todo el mundo, casi como don Simón I. Patiño, pero del sector ilegal, pecaminoso. Tiene plantas de procesamiento fuera de Bolivia, como las tenía el rey del estaño. Pido perdón por esta comparación que alude al mejor empresario que ha tenido Bolivia en toda su historia.
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