martes, julio 23, 2024
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Honores a quienes trabajan con denuedo

La humanidad celebró el día consagrado al trabajo, que transforma la naturaleza y crea una civilización que es capaz de llegar al espacio, así como poner la energía nuclear a su servicio. No es un festejo de barrio, de una clase social o de algún estamento privilegiado. Es un homenaje que corresponde a muchos seres humanos, porque solo los trabajadores, tanto quienes usan las manos como los que hacen uso de su intelecto, fueron capaces de construir maravillas, como las pirámides de Egipto, cruzar los mares para descubrir nuevas fronteras, dominarse a sí mismos y adquirir conocimientos nuevos.
Con el trabajo colectivo fue posible el desarrollo de las sociedades, sin dejar de cumplir las leyes para lograr progreso mediante las fuerzas productivas humanas. En particular, el trabajo determinó que las viejas ideas anarquistas, populistas y extremistas de toda naturaleza fueran relegadas y en esa forma se llegara a los más altos niveles de la vida humana y aprovechando facultades físicas e intelectivas.
Si en 1886, la masacre de los trabajadores en Chicago causó levantamientos de obreros para lograr que sea reducida a ocho horas la jornada laboral, hoy, particularmente en países subdesarrollados, otros problemas agobian a las fuerzas productivas.
En Bolivia, donde impera el MAS desde hace más de quince años, por erradas políticas económicas que han dado lugar al derroche del abundante dinero recibido por la venta de gas al Brasil y la Argentina, hoy la situación es crítica. Y como consecuencia de excesivas medidas tributarias, de falta de apoyo a la industria nacional, afectada por el contrabando irrefrenable, y otros factores, crece la informalidad, que implica ocupaciones temporales y precarias. En tanto que las empresas formales van reduciendo sus operaciones o se van a otros países en busca de mejores oportunidades. Por ello el desempleo aumenta, a pesar de las declaraciones exageradamente optimistas de autoridades nacionales, las cuales son refutadas por la realidad. Y es que en las calles abundan los vendedores callejeros y muchos profesionales se ven obligados a trabajar por su cuenta, debido a que no tienen aval político, que hoy es la llave para conseguir cargos públicos.
En síntesis, en Bolivia, hombres y mujeres demandan oportunidades laborales formales para mejorar su nivel de vida y sustentar a sus familias, sin ser discriminados por razones políticas, como lo hace el masismo desde hace más de quince años.

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