miércoles, julio 3, 2024
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Crece el enredo por los magistrados

El asunto de la elección de los magistrados por medio del sistema del voto universal, instituido por la Constitución Política del Estado del año 2009, está adquiriendo una magnitud gigantesca y día que pasa es más engorroso y, según sus antecedentes, seguirá ese camino de escollos que conduce a la nada.
Tal vez revisar su historia podría servir de alguna orientación para desenredar este conflicto creado por la CPE y que causa enfrentamientos entre los bandos oficialistas y opositores que intervienen en los debates parlamentarios. El embrollo nació con la Asamblea Constituyente del 2008, donde los asambleístas de entonces aprobaron ese sistema sin saber lo que estaban haciendo y en un ambiente de violencia y pugnas que inclusive llegaron a derramamiento de sangre, como ocurrió en La Glorieta. Enseguida, dicha Convención siguió en Oruro, Cochabamba y La Paz, sin encontrar solución. Finalmente, el caso pasó al Congreso, que revisó el proyecto y lo modificó según su parecer.
Ese documento fue aprobado como la nueva Constitución Política, pero no tuvo la aprobación de la Constituyente, por lo cual la manoseada Carta Magna adquirió legalidad, pero no legitimidad, como rige hasta ahora. Enseguida, la CPE en vigencia puso en aplicación sus principios y empezaron a fallar muchos de ellos. El más notorio fue la elección por voto universal de los magistrados, que resultó un fracaso. Cinco años después, se repitió el experimento, cuyo resultado resultó mucho peor, lo que fue reconocido por electores y elegidos.
Así se llegó al intento actual de cumplir con la Carta Magna, pero el intento ya no pudo progresar y desde hace un año se insiste en llevarlo adelante, en medio de discusiones bizantinas acaloradas, que inclusive causaron reacciones violentas en varias oportunidades.
En medio de grandes obstáculos se acordó seguir adelante “a como dé lugar”. Sin embargo, como el camino hacia el infierno está empedrado de buenas intenciones, el tema en debate volvió a empantanarse en medio de las tinieblas de la noche y sin alguna orientación.
Pese a tan conflictivos antecedentes, ahora se insiste en repetir el error, sin tomar en cuenta los obstáculos encontrados en el pasado y, mecho menos, que la práctica del voto universal para elegir magistrados resultó otro fracaso, pues la justicia cayó en mayor desprestigio por su deficiente administración.
No obstante, esta crisis parlamentaria pareciera que no es culpa de los diputados, sino se debe a que la elección de magistrados por voto popular es un problema difícil de resolver, por ser un procedimiento inventado por una imaginación calenturienta de tierra adentro. En síntesis, ese rollo de escollos sería la causa de este bochornoso embrollo.

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