Bolivia está viviendo un desgobierno alarmante y una severa crisis económica que nos está poniendo al filo de una quiebra si no son tomadas “urgentes medidas de salvataje”. Los organismos internacionales y la región ven con claridad este drama, aparentemente, sólo el presidente del país, Luis Arce Catacora, y sus ministros son los únicos desinformados.
El desfalco a las arcas del Estado por casi 18 años de gobierno del MAS, primero con Evo Morales y ahora con Luis Arce Catacora, tiene al país con millones de bolivianos en las calles y con bloqueos de protesta, reclamando para tener trabajo, comida, combustible, dinero, atención en salud; en suma, una oportunidad para las familias bolivianas.
Y paulatinamente van saliendo de entretelones los miembros de esta organización que asalta las bóvedas y cuentas fiscales, encubiertos con supuestas políticas de Estado.
Evo Morales, presidente por 14 años, tiene tanta responsabilidad de Estado como Luis Arce Catacora por el atraco al dinero de los medicamentos, del pan, de la educación, de las viviendas, y otras necesidades del pueblo.
Detrás de estas dos personalidades de la cúpula “masista” hay una larga lista de irresponsables oportunistas, como Juan Ramón Quintana, vinculado al contrabando por “camionadas”, Carlos Romero, con un poder político extraordinario, exministro de cuatro carteras, y todo el aparato de inteligencia del Estado a su disposición, Álvaro García Linera, vinculado a una dudosa adquisición de un conglomerado de cinco empresas, que incluye la agroindustrial Gravetal, las cadenas de televisión ATB y PAT, el diario La Razón, y la administradora de fondos de jubilación ProVida (denunciado en diciembre de 2019). Todos estos hechos involucran dinero del país.
La lista incluye a Héctor Arce Zaconeta, exprocurador del Estado, quien bajo el simulacro de defender los intereses del Estado entregó millones de dólares por arbitrajes internacionales perdidos, un ejemplo de ello es el caso Quiborax.
La exministra Nemesia Achacollo no queda fuera de este esquema para robar dinero del Estado, usando al Fondo Indígena Originario Campesino (Fondioc) perpetraron el robo de alrededor de 600 millones de dólares, y hubo más de 153 proyectos rurales fantasmas, según un reporte de la Contraloría General del Estado (CGE).
“…Tanto dinero como el que se requiere para construir 10 hospitales de tercer nivel completamente equipados”, señalaban investigaciones sobre el caso.
No olvidemos que el “caso Zapata”, reportó una pérdida de más de 560 millones de dólares; así como la pérdida de 5.000 millones de dólares en empresas públicas ineficientes, fabricadas para pagar a la “militancia golondrina” del MAS, la construcción de un aeropuerto inservible en Chapare, además de compras de un mobiliario de oficina suntuoso, frente a un pueblo que suplica para que no suba el costo del pan de batalla. Para el MAS esa es la forma de administrar el país.
La cosa no termina aquí, a la tradición de abuso y corrupción del MAS se suma otra lista de capataces, donde destacan los hijos del presidente Arce Catacora, uno por los presuntos negociados con el litio y con YPFB; el otro, con la compra de grandes extensiones de tierras avaluadas en más de cinco millones de dólares, ambos casos de conocimiento público en investigación. Además de otros.
A esta lista les siguen ministros vinculados a hechos corruptos, como María Nela Prada, que desde el Ministerio de la Presidencia regaló autos robados a organizaciones sociales a su servicio, oficinas y otros beneficios; a la dirigencia “cooptada” de la Central Obrera Boliviana (COB), recursos que deberían ser canalizados a favor de los bolivianos, no de algunos sectores interesados.
Estas son algunas de las muchas razones por las que estamos en esta crisis económica y con la desaparición de dólares. Pero la desaparición del dinero del Estado no es “acto de magia”, sino un descarado robo al pueblo por el MAS, en cualquiera de sus facciones, sea el ala de Luis Arce o el de Evo Morales, ambos con su comitiva de corruptos.
El autor es Administrador de Empresas y Diputado Nacional.