domingo, junio 30, 2024
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Todas son de importancia mundial, según estudio

Bolivia tiene 97 zonas para conservación de fauna y flora

> En la lista de KBA para Bolivia hay desde parques nacionales como Madidi o Apolobamba, en La Paz, hasta áreas protegidas municipales como Loreto, en Beni, y departamentales, pero también sitios nuevos sin categoría alguna de protección.

Bolivia tiene un total de 97 sitios reconocidos a nivel mundial para la conservación de la fauna y flora amenazadas, los cuales cubren el 30% del territorio nacional, equivalente a más de 300 mil kilómetros cuadrados. Alrededor de 432 especies fueron utilizadas, de las cuales 46% son plantas, según consta en la lista 2024 de Key Biodiversity Areas (KBA).
Esta información surgió luego de un trabajo que comenzó a inicios de 2022 y que contó con un equipo conformado por expertos y representantes de 25 organizaciones no gubernamentales que trabajan en conservación, universidades, Museos y gobiernos municipales.
Durante dos años, todos ellos se dieron a la tarea de actualizar e identificar nuevas zonas de especial importancia para especies de animales, plantas y ecosistemas amenazados de extinción o que tienen una distribución geográfica muy restringida.
UN PECECILLO
Bujurquina oenolaemus es un pececillo de no más de siete centímetros cuando llega a adulto. Vive únicamente en la Chiquitania boliviana y fue registrado en tres subcuencas de Aguas Calientes. El investigador Heinz Arno Drawert, señala que lo colectó también en Tucabaca y una quebrada; todos estos sitios pertenecientes al municipio cruceño de Roboré.
En una investigación al respecto, se lee que el diminuto pez puede soportar aguas de hasta 41 grados, lo cual explicaría su presencia en el río Aguas Calientes, un sitio de alta demanda turística, donde actualmente se trabaja con la comunidad para reducir los impactos de la contaminación.
La presencia de esta pequeña especie le ha valido a Aguas Calientes ser declarada un área clave de biodiversidad o Key Biodiversity Areas (KBA). Ello significa que es una zona de importancia mundial para la conservación del pez, por lo que se necesita trabajar en acciones para que este no se extinga a corto o mediano plazo. Encontrar, por ejemplo, la manera de que las comunidades que viven en el lugar puedan ayudar en la protección, sin mermar sus ingresos.
“Que comprendan que estos sitios para la naturaleza son fundamentales, pero además, que de ellos derivan los servicios ecológicos para su propio beneficio. Es más atractivo tener una especie endémica en una KBA, que además tiene potencial turístico, que lamentar la desaparición de la misma”, dice Diego Peñaranda, coordinador del proyecto áreas clave para la biodiversidad de la Asociación Civil Armonía.
¿CÓMO SE REALIZÓ EL TRABAJO?
Ya antes de 2009, los sitios de importancia para la conservación se empezaron a identificar, pero en base a aves amenazadas; una iniciativa global que se conoce como IBAs. Tal actividad, impulsada por BirdLife, recogía datos de zonas que cumplan criterios científicos para proteger estas especies.
A partir de ese año, se decidió que estos lugares no sean solo para pájaros, sino para la biodiversidad en general, entendiendo que tanto fauna como flora y ecorregiones forman un sistema ecológico. Hasta 2017, en el país se habían identificado 47 y desde entonces los datos no habían sido actualizados.
“Esta nueva actualización surge a raíz de un interés internacional: actualizar y tratar de identificar nuevos sitios de especial importancia para especies más amenazadas de extinción o que tienen una distribución geográfica muy restringida”, explica el biólogo Diego Peñaranda.
El trabajo fue complejo, porque un grupo de expertos en diferentes especies –nacionales e internacionales– debían recabar información ya no solo de aves y mamíferos, sino también de anfibios, reptiles, peces y plantas, para justificar la denominación de KBA o sitio de importancia mundial para su conservación. Quizá el único grupo que no pudo ser tomado en cuenta fueron los insectos, porque no se tenía los datos necesarios para tal tarea; algo que queda pendiente para más adelante.
¿POR QUÉ Y PARA QUÉ?
Contar con una lista actualizada de zonas de importancia mundial para conservar fauna y flora, permite desarrollar acciones de protección como la creación de áreas protegidas municipales, por ejemplo. Así también, recibir fondos internacionales para que aquellos territorios en reserva que ya existen, puedan organizarse administrativamente (contratar guardaparques, entre otros) y normas o reglamentos que ayuden a conservar la biodiversidad.
En la lista de KBA para Bolivia hay desde Parques Nacionales como Madidi o Apolobamba, en La Paz, hasta áreas protegidas municipales como Loreto, en Beni, y departamentales, pero también sitios nuevos sin categoría alguna de protección.
Para ello, se toma en cuenta tres elementos que debe tener una especie para ser parte de la nómina: su presencia actual en el sitio de interés, el tamaño de su población y su rango de distribución, y su población reproductiva.
Toda esta información, que estará disponible para cualquier persona que tenga interés en conocerla, también es una base importante para la actualización del Libro Rojo de Vertebrados de Bolivia (2009) y el Libro Rojo de la Flora Amenazada de Bolivia (2012). En el primer caso, se trabaja en la actualización tras casi 15 años.
La actualización de datos de KBA también se realizó en países como Ecuador, Perú y Colombia. En un análisis comparativo para conocer el estado general de conservación de la biodiversidad boliviana, Peñaranda asegura que todavía se tiene extensas manchas de bosque bien mantenido.
“Si uno compara los países vecinos, Perú o Brasil, gran parte de sus ecosistemas están intervenidos, modificados o perturbados de alguna manera. Pero cuando uno ve las imágenes satelitales, es muy clarito el borde fronterizo de Bolivia. Al interior todavía tenemos extensas manchas de bosque bien mantenido. Todas tienen presencia humana, pero son extensiones de vegetación nativa, bosque o selva virgen”, afirma.
En contrapartida, sí hay ecorregiones bastante golpeadas por la intervención humana, como los valles secos interandinos, en la región que comparten Cochabamba y Santa Cruz. Ello implica, para el experto, establecer formas de gestión, manejo y conservación, en acuerdo con las comunidades que viven en dichas zonas.
Finalmente, aunque el proyecto ha concluido con la presentación del mapa de biodiversidad actualizado, se vienen desafíos importantes, como completar nuevos sitios KBA que no pudieron ser estudiados, especialmente en el altiplano, la prepuna o los valles andinos. Pero también buscar oportunidades para canalizar fondos, ya que dada la situación climática del planeta, instituciones de importancia como el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) exigen a los gobiernos nacionales que tomen en cuenta los lugares de importancia para conservar, antes de aprobar cualquier apoyo.
En el punto positivo, esta experiencia permitió que el grupo de expertos y representantes de las 25 instituciones que participaron continúe vigente, y se convierta en un grupo de trabajo, para seguir investigando y generando acciones de protección. (La Región/Erbol)

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