lunes, julio 8, 2024
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Déficit fiscal aumenta en economía nacional

> Estiman que la cifra del 2023 habría llegado a dos dígitos y podría repetirse el porcentaje de la pandemia debido al aumento del gasto público.

El déficit fiscal va en aumento y economistas señalan que pasó los dos dígitos, mientras autoridades de Gobierno del sector económico todavía no informan sobre el cierre del 2023. Bolivia en promedio registró cada año una cifra negativa de -8%, debido al gasto público corriente.
“El Ministro de Economía y su equipo, desde el inicio de su gestión, pero de manera más torpe y evidente desde el 2023, han empezado a implementar una política de endeudamiento muy tóxica para la economía, tomando deuda muy cara, poco sostenible y distorsiva para el mercado. Esta actitud (que además está acompañada de opacidad en los datos) sugiere que las actuales autoridades ya no piensan en el mediano plazo”, según el exdirector del Banco Central de Bolivia (BCB), Gabriel Espinoza, publicado en su cuenta de X (Twitter) @g_espinoza.
Quizás ya son conscientes de que luego del 2025 ellos no continuarán y han decidido proceder sin ningún criterio de responsabilidad con la sostenibilidad económica del país, agrega a tiempo de indicar que le corresponde a Marcelo Montenegro salir a aclarar, por ejemplo, cuáles son las cifras del déficit fiscal del 2023, las fuentes para cubrir este déficit y los motivos.
“Además, dadas la operaciones recientes de endeudamiento, también tiene que aclarar por qué el TGN viene endeudándose a costos altísimos y en base a mecanismos que pueden beneficiar a algunos actores que no conocemos, de manera extraordinaria, pero a un costo y riesgo fiscal enorme. La plata que está quemando el equipo económico del Gobierno no es su plata, es plata de todos los bolivianos que deberemos pagar, a este paso, con muchísimo costo y trabajo en el futuro cercano”, indicó.
El economista Gonzalo Chávez también cuestiona la operación realizada por la Gestora al adquirir valores del Tesoro General de la Nación (TGN), que genera muchas dudas e incertidumbre, pues la tasa de 12,8% provoca una serie de opiniones, desde una anunciada devaluación del boliviano hasta un alto riesgo en estas operaciones.
El déficit público rondaba el 7% a 8%, pero al parecer el 2023 la cifra subió a dos dígitos, es decir un porcentaje similar al 2020, de acuerdo al análisis realizado por Chávez, y ahora queda al Gobierno informar el cierre económico de la pasada gestión y rechazar o confirmar el dato. En el año de la pandemia la cifra negativa llegó a -12%.
Para el presidente del Colegio Departamental de Economistas de Tarija, Fernando Romero, es probable que el déficit haya aumentado considerablemente por el mayor gasto público, incremento de un mayor presupuesto estatal y también influye la caída de ingresos fiscales, fuera de la deuda externa.
Sin embargo, señaló que no se sabe cuánto fue el déficit fiscal ni de cuenta corriente del 2023, por lo tanto, no se sabe si hubo un manejo óptimo de las finanzas públicas y recordó que el proyectado es de 8,5%, pero la tendencia va en aumentar el gasto público por deuda externa e interna.
Los ingresos fiscales de la economía nacional no ha mejorado, más bien se ha traducido en déficit comerciales y una muestra de ello, es la escasez de dólares en el mercado nacional, reflexionó Romero.
Señaló que, en los últimos 11 años, se registró déficit, ahora queda saber si va ser sostenible y solventado, debido a la situación complicada por la que pasa la economía nacional.

Análisis
Como se recordará el 2020 se registró el mayor déficit de los últimos años, equivalente a 4.676 millones de dólares; 57,2% mayor al déficit que se registró en el 2019. Este se origina en la caída de los ingresos (20,1%), superior a la caída de los egresos totales (7,8%). Hay que destacar, también, que se generó un déficit corriente de 2.242 millones, déficit que no se registraba desde hace muchos años, según el análisis de la Fundación Milenio.
Los ingresos corrientes cayeron el 2020, con relación al 2019, en 20,1%. Los principales ingresos que explican esta reducción son los tributarios, que bajaron en 23,5%, y que, dada su elevada participación en los ingresos totales, representaron el 52% de la reducción de los ingresos corrientes.
Le sigue en importancia la caída en la venta de hidrocarburos (13,5%), que implica una caída del 22% en los ingresos corrientes. Con menor incidencia están las ventas de otras empresas y otros ingresos corrientes que cayeron en 36,3% y 18,1% con una incidencia de 14% y 11%, respectivamente. La caída en los ingresos (especialmente en el ingreso tributario) es el reflejo de las menores transacciones en la economía, por la caída en el producto, que resultó de la emergencia sanitaria y de la imposición de medidas restrictivas a la movilidad de las personas, detalló Milenio.

Financiación del déficit
Con un déficit tan elevado, el desafío era encontrar la manera de financiarlo. En base a la información disponible, se conoce que el déficit fiscal en 2020 fue financiado internamente con 3.601 millones de dólares (equivalente al 77% del financiamiento) y externamente con 1.075 millones. De éstos últimos, 325 millones corresponden a la operación que se realizó con el Fondo Monetario Internacional, posteriormente revertida. Lamentablemente la información pública del Ministerio de Economía y Finanzas Públicas y del Banco Central de Bolivia no presenta mayor detalle del financiamiento al Sector Público No Financiero, señala la entidad privada.
Asimismo, el déficit de 2022 llegó aproximadamente a 3.150 millones de dólares, los mismos fueron financiados en un 40% por créditos del Banco Central de Bolivia (BCB), de acuerdo a datos oficiales analizados por la Fundación Milenio en su Informe sobre la Economía de Bolivia.
“La reducción del déficit no fue suficiente para evitar la pérdida de divisas, en razón de que casi 40% del desequilibrio fiscal fue financiado con crédito neto del BCB, mostrando una vez más la subordinación de la política monetaria a la política fiscal”, según el documento.
Pero fue financiado por bonos del TGN en alrededor de un 35% (unos 1.110 millones de dólares). El crédito externo cubrió otro 21% (unos 665 millones de dólares), según Milenio.

Riesgo
Por otra parte, los gobiernos tienden a abrir el grifo del gasto público en tiempos de elecciones. Este 2024 es el año electoral por excelencia, en que están llamados a las urnas un número récord de países, que albergan a más de la mitad de la población mundial. El Fondo Monetario Internacional (FMI) teme que los déficits se desvíen en un momento en que las cuentas públicas aún no están saneadas y pide a los gobiernos moderación fiscal. Junto a ello, el FMI pide gravar en el impuesto de sociedades los beneficios excesivos de las empresas y abordar reformas para contener el gasto en sanidad y pensiones, de acuerdo a un artículo del corresponsal de El País de España, Miguel Jiménez.
El Fondo se muestra preocupado por el impacto que la pandemia y el proceso inflacionario reciente han tenido sobre las finanzas públicas. Cuatro años después del brote de la covid, los déficits fiscales y las deudas son superiores a las previsiones anteriores a la pandemia. La subida de los tipos de interés ha elevado los gastos por intereses, mientras que el gasto en prestaciones sociales, subsidios y transferencias se ha visto impulsado por la ampliación de las medidas de apoyo promulgadas en respuesta a la pandemia y a las crisis de los precios de la energía. Y en eso, llegan las elecciones, señala el corresponsal, cuya nota fue publicado por El País de Tarija.

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