miércoles, julio 24, 2024
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Elevación de precios de alimentos en el país

Como consecuencia de la crisis económica nacional, la cual es negada por las autoridades nacionales, han surgido las protestas de sectores sociales, pues consideran que disminuye el poder adquisitivo de sus ingresos económicos y porque la escasez de dólares y de combustibles, entre otros factores, perjudican sus actividades laborales. Una prueba de lo mencionado es que suben paulatinamente los precios de productos de la canasta familiar, afectando particularmente la economía de millones de bolivianos que viven de su trabajo diario y particular. Es decir, que no son parte de la administración pública, a donde solo pueden ingresar afines al MAS, sin que prevalezcan, en muchos casos, sus méritos académicos o técnicos.
Lo concreto es que, hace poco, por ejemplo, el precio del tomate llegó a subir más del triple, causando preocupación en amas de casa, porque se suma a ese aumento los de otros alimentos. Al respecto, las autoridades, como es usual, achacan dicho encarecimiento a factores como sequías, heladas (fenómenos que no se presentaron en todas las regiones), inflación importada y contrabando inverso, es decir llevar productos nativos a países vecinos, donde se obtiene mayor ganancia. Sin embargo, entendidos en el tema hacen notar que la falta de dólares es uno de los principales problemas, pues también suben de precio insumos como las semillas, que son indispensables para la producción agrícola. Además, se requiere combustible para las actividades en zonas rurales, por lo que su falta causa mucho perjuicio.
Al respecto, se comprueba que no se ha dado la debida importancia a la producción agrícola en el país, particularmente desde el año 2006, cuando el MAS asume la conducción del país. Posiblemente porque los gobernantes de entonces creyeron que realmente había un “mar de gas” en territorio nacional y que sería una fuente de ingresos eterna. Pero ahora la producción de gas “ha tocado fondo” y se hace visible la carencia de recursos económicos para que funcione sin tropiezos el aparato productivo y se pueda hacer las importaciones necesarias.
Por todo ello, es urgente que el Gobierno de turno adopte medidas para lograr que paulatinamente el campesinado retorne a sus actividades, ya que, por falta de apoyo e incentivo, las abandonó. Y no se debería creer que las urbes darán a los migrantes de áreas rurales óptimas condiciones de vida. Los que van a las ciudades en pos de trabajo logran lo mínimo y muchos pasan a dedicarse a labores de servidumbre o al comercio minorista de subsistencia.
Pero el campesino a su vez debe contar con semillas, abonos y equipos mecánicos para la siembra, el aporcado, la cosecha y otras tareas agrícolas. Con un pronto retorno al campo, se podría reducir la dependencia actual que tenemos de la importación de alimentos procedentes de países vecinos. Esta tarea es urgente, pues ahora dejamos de producir en suficiente cantidad hasta productos nativos como la papa y otros, lo que afecta a la economía popular.

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