Otra vez, como todos los años, aparecen las noticias sobre los incendios forestales en nuestra amplia extensión cubierta por bosques. EL DIARIO en su edición de 9 de agosto del presente año incluye la siguiente noticia: FAN registra 2.594 focos de calor en Santa Cruz. Prosigue informando que «los puntos identificados por la FAN están en los municipios de San Matías, Carmen Rivero Torrez, Roboré, Pailón, San José de Chiquitos y otros». Los anteriores incendios estarían afectando a más de 150.000 Ha.
El valle de Tucavaca en la Chiquitania es una reserva forestal y tiene una superficie de 262.305 Ha.
Las imágenes por TV demuestran la insuficiencia de medios con la que son enfrentadas estas tragedias que se repiten cada año, pues se ve a personal con unas mangueritas, como si estuvieran regando un jardín o con palas golpeando el suelo. Cuando las cosas empeoran, llega cooperación internacional con aviones cargueros que lanzan enormes cantidades de agua que sí ayudan a apagar estas catástrofes.
A los anteriores incendios, que son parte de las variaciones meteorológicas de la naturaleza en cada año, se suman las quemas para habilitar tierras para la expansión de cultivos. Algunas de estas quemas se salen fuera de control e igualmente hay una fuerte pérdida de bosques.
Definitivamente esto no debe continuar, el planeta, y como parte de él nuestro territorio, está exigiendo nuevas formas de habilitación de tierras y de control de incendios. Se trata de evitar la disminución de nuestra riqueza forestal y la contaminación del planeta, que está en riesgo frente a las diferentes formas contaminadoras, generadas por los avances de la economía.
Ya me he referido en una anterior oportunidad a este gigantesco problema y la necesidad de tener una política nacional coherente, que permita controlar los incendios de manera rápida y con efectividad.
Gran parte de la región afectada por los incendios tiene, a su vez, en cuencas hidrográficas vecinas, suficiente agua que se la podría almacenar en embalses a definirse mediante los estudios correspondientes.
La subcuenca del Plata, que cubre una superficie de 226.268 Km2, corresponde al 20.5% del total nacional, con tres subcuencas del Paraguay con 118.131 Km2. (Fuente: Ismael Montes de Oca. Enciclopedia Geográfica de Bolivia, 2004).
En territorio de esta subcuenca se debería identificar sectores adecuados para construir embalses que sirvan a la agricultura, al mismo tiempo que puedan proveer agua en cantidades suficientes cuando sean requeridas para apagar los incendios. La ventaja de estas subcuencas es que pueden proveer agua por simple escurrimiento, por el desnivel que se da al descender desde las mismas hacia la parte amazónica.
Claramente, sobre estos puntos iniciales de referencia, los servicios departamentales de Tarija y Santa Cruz, en sus áreas técnicas correspondientes, deberían sentarse a discutir la forma en que esta iniciativa puede hacerse realidad en los próximos años.